Uno de los vicepresidentes del Comité español de Icomos, organismo que asesora a la Unesco en materia de patrimonio, se entrevistó ayer con el presidente de Cajasol, Antonio Pulido, a cuenta del controvertido rascacielos proyectado por la caja en la Cartuja.
"Será complicado que nos pongamos de acuerdo, pero voluntad no nos va a faltar". Con estas palabras en la boca salieron ayer José María García de Miguel, uno de los vicepresidentes de Icomos, y el profesor y también miembro de este comité Víctor Fernández Salinas tras su reunión con Pulido.
Los asesores de la Unesco en España llevan más de un año alarmados por el impacto visual que la Torre Cajasol -de 178 metros de altura- tendrá sobre el casco histórico de Sevilla, que está protegido patrimonialmente. Y es por ello que han acordado instruir un expediente que elevar al Comité de Patrimonio de la Unesco para que evalúe si el rascacielos es compatible o no con la ciudad.
Para ese trabajo de campo era imprescindible conocer los detalles del proyecto de primera mano y las explicaciones de las administraciones que tutelan el Patrimonio en Sevilla. Lo primero fue ayer posible con Pulido; lo segundo no porque "ni la Consejería de Cultura ni el Ayuntamiento han encontrado el modo de darnos una cita desde que las pedimos hace unos meses", denuncia Fernández Salinas.
Lo que sí supieron por boca de Pulido y sus asesores es que "Cajasol no encargó una torre como tal, sino que convocó a arquitectos de prestigio para que hicieran sus propuestas, y todos las formularon en una edificación de altura". Y recalcaron que "Icomos debería limitar su actuación a las zonas Patrimonio de la Humanidad de Sevilla", y la Cartuja no lo es.
La lectura de Icomos difiere: "Redactaremos nuestro informe, pero insistimos: Sevilla no necesita para ser moderna un rascacielos en ese sitio, que no es el adecuado por su impacto. Y así lo haremos constar a la Unesco", advierten.
