Ya son oficiales y no hay cambios. El Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco, reunido del 19 al 29 de junio, ya hizo oficiales las actas de sus reuniones, en las que se vuelve a cuestionar la torre Pelli que Cajasol levanta en la Isla de la Cartuja. En concreto, la Unesco pide que, de nuevo, que se paren las obras y que se reconsidere el proyecto en altura, si bien aplaza su decisión final otro año más, hasta 2012. De hecho, pide otro informe y, por tanto, no incluye a Sevilla en la lista de ciudades con patrimonio en peligro , paso previo a una posible retirada del sello de Patrimonio Mundial de la Catedral , el Archivo de Indias y el Alcázar .
El Comité, al igual que hizo en Brasil hace un año , expresa su preocupación por el posible impacto negativo de la torre "sobre el valor universal excepcional" de los tres monumentos, reitera su petición a España de parar su construcción y reconsiderar el proyecto, solicita que se informe lo antes posible al Centro de Patrimonio Mundial e Icomos (entidad asesora en esta materia) sobre cualquier novedad relacionada con el proyecto y que España presente, antes del 1 de febrero 2012, un informe sobre el estado de conservación del bien protegido y sobre la marcha del proyecto de la torre, para su revisión por el Comité del Patrimonio Mundial en su 36 sesión, en 2012.
Además, el documento preparatorio que se cita en la propia resolución, en el que los órganos técnicos del Centro de Patrimonio Mundial exponen un informe sintético del caso y una propuesta de resolución, subraya que la Unesco no ha enviado "la misión consultiva" que el Estado español solicitó en diciembre y que se anunció hace dos años, tras la reunión del Comité en Sevilla; que el nuevo informe que envió España -encargado por el Ayuntamiento a Ramón María Serrera, catedrático de Historia de América de la Universidad de Sevilla; Mar Lorén Méndez, profesora del departamento de Historia, Teoría y Composición de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Hispalense, y el arquitecto Jaime Montaner, miembro de la comisión de expertos que redactó el primer informe sobre el impacto de la torre- no aporta información sobre el estado actual del proyecto de César Pelli.
Dicho informe sólo hace una mención al rascacielos, y para referirse "a su carácter irreversible ". No aclara cómo el análisis del paisaje urbano y los planes especiales de protección a los que hace referencia se relacionarán con la torre.
Por último, el documento en el que se basa la resolución final recomienda, como así ha sido, que el Comité de Patrimonio Mundial exprese su preocupación sobre el posible impacto negativo de este proyecto sobre lo que denominan "el valor universal excepcional del bien" y sobre que "este proyecto parece ir en contradicción del detallado trabajo realizado para caracterizar y proteger el paisaje urbano del bien y su entorno".
Con todo, las obras de Cajasol siguen adelante a muy buen ritmo . De hecho, ya se pueden ver la estructura de las primeras plantas del edificio, en el que la caja ya invirtió más de 50 de los 311 millones de euros previstos .
Túmbala: "Le toca a Zoido mover ficha"
“Para cuando el Comité vuelva a tratar la cuestión de la torre, dentro de un año, la estructura del edificio estará prácticamente levantada, lo que sí que haría ya irreversible su culminación”. Eso es lo que opinan los portavoces de la plataforma Túmbala contra el proyecto de Cajasol, colectivo que solicita que el nuevo alcalde, Juan Ignacio Zoido (PP), actúe. Según esta plataforma ciudadana, tras la petición de la Unesco de parar el proyecto, ahora le toca a Zoido “mover ficha” . “¿Qué hará nuestro nuevo alcalde, que aseguró recientemente que no pondría en peligro la declaración patrimonial universal de Sevilla?”, le preguntaron ayer en un comunicado. Según la plataforma, la “ciudad espera, mientras la torre sigue alzándose rápidamente”, de ahí la necesidad de actuar, según defienden. Túmbala considera que la Unesco fue “suave”, de ahí que se sintiera “muy defraudada” ante el “parsimonioso” del Comité de Patrimonio Mundial, a cuya última reunión en París llevaron su “alarma e indignación” sin obtener frutos.
