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La vejez ya no se vive en solitario

La mayor esperanza de vida deja menos viudos. Muchos de los niños que nacen hoy conocen a sus bisabuelos, algo impensable hace años.

el 22 oct 2010 / 20:14 h.

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Gracias a su longevidad, cada vez más ancianos terminan sus días junto a sus parejas.
Desde hace unas décadas la vejez se vive más que nunca con la pareja de toda la vida, dejando atrás la gran cantidad de personas que llegaban a esas edades viudas. En la actualidad, por cada mayor de 65 años viudo hay dos que aún tienen a su pareja al lado. La media de la esperanza de vida -83 años en las mujeres y 77 en los hombres-, hace que este envejecimiento en pareja sea calificado por los investigadores como "una auténtica novedad histórica". Esto, junto a la reducción de la mortalidad, permite alargar la vida conyugal, según las conclusiones del estudio Rasgos básicos del envejecimiento demográfico y las personas mayores en Andalucía editado por el Centro de Estudios Andaluces y elaborado por María del Pilar Díaz y Juan López Doblas.

 

Muchos de los niños que nacen en la actualidad llegan a conocer a sus bisabuelos, tendencia propiciada por el aumento de las llamadas familias de cuatro generaciones, que no sólo se da en Andalucía sino también en España. Por el contrario, en la Andalucía del siglo pasado, era más fácil encontrar personas mayores viudas que aún con su pareja. Con esta tendencia, las personas mayores de 65 años viven un envejecimiento activo y dedican esta etapa de su existencia cada vez más al disfrute de múltiples actividades, frente al recogimiento en que antaño se desarrollaba esa fase vital.

En los datos del censo más reciente, en el de 2001, el 59,48% de las personas mayores de Andalucía estaban casadas, frente al 31,83% que se encontraban viudas; en cuanto al resto, las solteras representaban el 7,48% y las separadas o divorciadas un insignificante 1,21%. Jaén es la provincia que cuenta con más personas mayores casadas, y la que menos, Sevilla. Por el contrario, la tasa de personas mayores separadas o divorciadas de Málaga cuadruplica la de Jaén.
adiós al asilo. Quedan atrás los momentos en que las personas mayores, a raíz de enviudar, se iban a vivir a la casa de sus hijos o a una residencia en un estado de salud aceptable. Cada vez más, la opción es una convivencia que les dé independencia, autonomía y libertad. En el censo de población de 2001, casi el 20% de las personas mayores en Andalucía vivía en solitario, cuando en 1991 eran alrededor del 16%. Mientras que antes parecía extraño ver a personas mayores viviendo solas, ahora resulta de lo más común.

La vejez es un tránsito silencioso para las personas que lo viven, ya que suele pasar desapercibido por la imagen estática que se tiene de esta etapa, con prejuicios de soledad, enfermedad. Sin embargo, es una fase que empieza a consolidarse de manera diferente. Una de las cuestiones que sigue la misma tendencia es que hay más mujeres que suelen afrontar la vejez en soledad, debido a la menor esperanza de vida de los hombres y a que en los matrimonios, el hombre suele ser de mayor edad que la mujer. Una vez viudas, son más las mujeres que los hombres las que deciden vivirla de forma independiente. De hecho, entre los 65 y los 69 años, apenas un 6% de los hombres está viudo, frente a más del 25% de viudas.

La carencia de estudios es una característica que tiene su más honda causa en las enormes dificultades vitales que la generación actualmente longeva soportó en su infancia y juventud. En el censo de 2001, más del 60% de las personas mayores carecía de estudios, frente al 45% de la media española. Esta tasa es mayor en las mujeres, pero se invierte en quienes tienen estudios superiores. Es un aspecto que sin duda está marcado por el tinte histórico pero que cambiará a medida que se incorporen a la edad de jubilación las generaciones que disfrutan de la educación obligatoria.

Lo que ya forma parte de las sociedades modernas es el aumento de la población mayor. El 15% de los andaluces supera los 65 años, la cifra más alta de su historia. Se trata de un colectivo que se concentra principalmente en Jaén y Córdoba, 18% y 17,39% de su población total respectivamente. Sin embargo, los investigadores señalan una notable "desaceleración" del proceso de envejecimiento. Esto se debe a la llegada a los 65 de las mermadas generaciones de la Guerra Civil y la posguerra, por la reducción de nacimientos, y sobre todo por la masiva llegada de inmigrantes en edad juvenil y adulta. Habrá que esperar bastante hasta invertir la cúspide de la pirámide demográfica.

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