Ni el Mundial de Fútbol ni el crecimiento en la llegada de turistas extranjeros -cóctel que, en principio, hacía pronosticar un fuerte crecimiento del consumo de la rubia- contribuyeron a que se recuperara la venta de cerveza el pasado año, ejercicio en el que, además, el grupo Mahou San Miguel cogió carrerilla para dejar ya muy atrás al que, hasta 2007, era líder indiscutido de esta industria, Heineken España, con sede social en Sevilla y dueño de las marcas Heineken y Cruzcampo.
Son las principales conclusiones del informe socioeconómico anual elaborado por la asociación Cerveceros de España , que aglutina a la inmensa mayoría de esta industria. En concreto, el consumo per cápita estatal se situó en 48,7 litros, tras bajar un 4,7% respecto a 2009. Se trata de una de las ratios más moderadas de Europa, siendo incluso menos de la mitad que en Alemania, Austria y República Checa.
El estudio, confeccionado con la colaboración del Ministerio de Medio Ambiente, detalla que en España se comercializaron 32,50 millones de hectolitros de cerveza, el 0,5% interanual menos. Que también esta industria padece la crisis económica lo demuestra el hecho de que sus ventas cayeran especialmente en el denominado canal horeca (bares, restaurantes, etcétera), un 3,5%, aunque es todavía el principal espacio para el consumo (dos tercios del volumen total). Por primera vez afloró también un recorte en los hogares, el 1,9%. Una cuarta parte de la población española toma cerveza , y el 13% de ésta es sin alcohol.
Al cotejar el reparto geográfico de la comercialización se concluye que la zona sur, que engloba a Andalucía, Badajoz, Ceuta y Melilla, se mantiene como la principal de España, con el 23,2% del consumo -equivalente a 7,54 millones de hectolitros-, seguida del centro peninsular, que incluye las dos Castillas, Cáceres y Comunidad de Madrid, con el 20,7%, y el 20,2% del Levante.
En la zona sur, que es el principal campo de batalla de las cerveceras por su clima -el calor ejerce un gran poder de arrastre para la venta- y su importancia turística, se contabilizó un recorte en la comercialización del 1,75%. Su descenso, sin embargo, contrastó con el aumento registrado en otras zonas costeras, como el Levante o Canarias.
Mientras, la producción de la industria fue mayor que las ventas nacionales , y aquí hay que resaltar el auge de la exportación. De las 19 fábricas controladas por esa asociación empresarial -seis de ellas en Andalucía- salieron el año pasado 33,4 millones de hectolitros de cerveza, cifra un 1,30% inferior a la arrojada en 2009. La comercialización en el exterior se incrementó el 32,4%, "lo que demuestra el interés por las cervezas españolas", según comenta el informe. Guinea Ecuatorial, Francia, Italia y Portugal son los principales destinos.
De aquel volumen, 12.481 hectolitros (cuota estatal del 37,36%) correspondieron al grupo Mahou San Miguel, 10.153 (30,38%), a Heineken España, y 8.306 (24,85%), a Damm. Juntas suman el 92,59% del mercado, siendo minoritarias las otras tres compañías socias de Cerveceros -Hijos de Rivera, La Zaragozana y Cerveza de Canarias-, con unos negocios de ámbito muy local.
En el caso de la empresa propietaria de la marca Cruzcampo -tiene cuatro fábricas en España, la más importante en Sevilla-, su descenso interanual fue del 1,96% -rebajó unas décimas la cuota de mercado nacional-, siendo para Mahou San Miguel del 1,73% y del 0,82%, para Damm.
La compra de la granadina Alhambra por la compañía Mahou San Miguel hizo que en 2007 Heineken España -que, además de Cruzcampo y Heineken, vende El Águila, Buckler, Kaliber y Cruz del Sur- perdiera el liderazgo estatal, aunque en la zona sur todavía es difícil toserle, a pesar de las agresivas campañas de los rivales -en especial de Damm, con su marca Estrella Damm- por entrar en el negocio de los bares.
Cerveceros de España hace especial hincapié en el impacto de la industria en la economía y en los impuestos que se pagan. Así, el valor de la producción se estimó en 13.000 millones de euros, el 1,2% del PIB (Producto Interior Bruto) nacional, al que aportó alrededor de 6.000 millones en términos de valor añadido.
Las siete malterías -las fábricas que transforman la cebada en malta-, una de ellas en Sevilla -la de Heineken-, produjeron el año pasado 450.000 toneladas, de las que el 7% se comercializó en el extranjero, y facturaron 141 millones de euros. 650.000 toneladas de cebada fueron utilizadas.
280 millones fueron a parar a las arcas del Estado en concepto de impuestos especiales sobre la cerveza. "Y cualquier medida que pudiera agravar la bajada del consumo en la hostelería o en general repercutiría en la recaudación del Estado", dice Jacobo Olalla, director general de Cerveceros, en velada referencia a la ley que impide fumar en los bares desde el pasado enero.
