Economía

"La ventaja de internet es que puedes probar y equivocarte sin que resulte caro"

Le pusieron Pampling porque, cuando le dijo a su padre que iba a abrir una tienda de camisetas, le respondió que se dejará de «pamplinas». Hoy, con una decena de tiendas abiertas, pone los ojos en una próxima expansión por Europa.

el 19 abr 2014 / 22:30 h.

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Carlos Hernández Carlos Hernández Camisetas originales, reza el lema de esta empresa de peculiares y cambiantes diseños, que echó a andar en internet hace nueve años y hoy, con una decena de tiendas abiertas, pone los ojos en una próxima expansión por Europa. Ricardo Medeiro y Javier Beca, que la pusieron en marcha como una afición, terminaron dejando sus trabajos ante la evidencia de que su idea se había convertido en un negocio. ¿Usted cuántas camisetas Pampling tiene? ¿Se las pone mucho? Tengo unas 80. Hoy llevo una. ¿Y cuántas ha vendido? Muchas miles... cientos de miles... No las he contado. Comenzaron en 2005 con una tienda on line cuando no era habitual ¿Por qué ese formato? Nuestro modelo de negocio era imposible sin internet. Nosotros no diseñamos las camisetas, las diseñan los usuarios, el modelo está basado en un concurso continuo que sin internet hubiera sido muy rudimentario. La gente nos manda propuestas, las colgamos, los usuarios votan, elegimos tres cada semana para producirlas y premiamos al diseñador. No elegimos las más votadas para evitar amiguismos y fraudes, la última palabra la tenemos nosotros, pero nos guiamos mucho por las puntuaciones. En la web tenemos 60.000 usuarios registrados. ¿Cómo era Pampling entonces? Muy artesanal. Mi socio y yo teníamos otros trabajos y esto era una actividad paralela a la que le dedicábamos el tiempo que podíamos. Estábamos muy limitados a la hora de ofrecer premios, el primero fueron 200 euros, y también en propuestas y producción. Si vendes poco no puedes pagar muchos premios ni hacer muchas camisetas. Sacábamos 12 modelos al año y vendíamos unos pocos miles, cuando ahora hacemos al menos 12 al mes. ¿Cuándo comenzó a crecer? El punto de inflexión fue al tercer año. Decidimos apostar, cambiamos la web, invertimos más en publicidad y premios para los diseños, y notamos que había una respuesta: empezamos a vender más. Teníamos más controlado el negocio, conocíamos la dinámica. Nos dimos cuenta de que era un producto interesante y que la gente respondía y nos fuimos lanzando poco a poco, con mentalidad abierta. La ventaja de internet es que te permite probar muchas cosas y, si no funcionan, cambiarlas sin que resulte especialmente caro. ¿Por ejemplo? Al principio, como la venta on line estaba poco desarrollada, teníamos dudas sobre métodos de pago como el contra reembolso. Pensábamos que si no recogían las camisetas tendríamos que pagar los gastos. Pues era una chorrada, porque desde que lo incluimos ha podido pasar eso cuatro veces, y supuso más del 40 por ciento de las ventas, que estábamos dejando al margen. ¿Cuánto pagan por los diseños que reproducen? Hemos ido subiendo, ahora puede llegar a 1.800 euros en función de lo que se venda la camiseta. Se pagan 800 euros, y si funciona compramos los derechos durante dos años y se pagan otros 1.000 euros. El primer año destinamos a premios unos 2.000 euros, ahora 150.000. ¿Cuándo decidieron comenzar a abrir tiendas? En medio, al cuarto año, empezamos a vender a tiendas multimarca de Málaga, Valencia, Alicante, Barcelona, Bilbao, Salamanca... Vendíamos a una tienda por ciudad, respetábamos el espacio de quienes confiaron en nosotros al principio y si nos hacían una oferta en la misma ciudad la rechazábamos. Eso supuso un aumento en la escala, vendíamos más, pero con un margen más pequeño que por internet. Fue una gran subida en las unidades, pero no en los beneficios. Y decidieron abrir las suyas. Veíamos que funcionaba, que si otras tiendas vendían nuestras camisetas también podíamos probar. Ya nos dedicábamos a la empresa full time, y en octubre de 2011 abrimos la primera en Madrid, con un cliente que nos compraba. Un mes después abrimos otra en Sevilla. Y fue bien. Fue muy bien, porque se venden, es un producto universal, camisetas se pone todo el mundo. Son de buena calidad, la prenda y la serigrafía; tienen el plus del diseño y de que cambian continuamente, y el precio es asequible. ¿Cuánto empleo han creado? Tenemos 10 tiendas y 30 empleados. Somos cinco entre la web, el almacén y las oficinas centrales, y el resto dependientes de las tiendas. ¿Cuántas camisetas venden? Más de 100.000 al año. Mantenemos entre 80 y 100 modelos a la vez, añadiendo y retirando según cómo funcionen. No podemos tener 1.500 modelos porque para hacer la serigrafía necesitas unos mínimos. ¿Reinvierten los beneficios en la apertura de nuevas tiendas? Siempre hemos tirado de nuestros recursos propios, nunca hemos financiado nada, todo el beneficio lo hemos ido reinvirtiendo desde el principio y así hemos crecido. A medida que teníamos dinero abríamos, y así seguimos, creemos que todavía con margen de crecimiento. Llevamos tiempo queriendo salir fuera de España. Estamos buscando en tres o cuatro países de Europa desde hace un año, pero es difícil porque es caro. No son franquicias sino tiendas propias –excepto la de Valencia–, y la idea es seguir así. ¿Qué porcentaje de las ventas corresponde ahora al on line? No llega a un 15 por ciento. Ahora el grueso son las tiendas, donde más vendemos es en Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia. En Sevilla apenas un 10 o un 15 por ciento. ¿Qué diseños funcionan mejor? El humor, la parodia, cosas frikis, de cultura popular... Llevamos años vendiendo el diseño Las amistades peligrosas, en la que el monstruo de las galletas abraza a una galleta de jengibre; durante dos o tres años fue la más vendida. No nos llega nada sobre Sevilla, nuestra opción no es local. A veces, cuando hay un movimiento social nos llegan propuestas de temas de actualidad, porque está en la calle y preocupa, pero no se venden bien, la gente no se gasta dinero en eso. Nuestro público, no. ¿Con el tiempo se han asociado a diseñadores concretos? No, porque nuestra esencia es no tener diseñadores propios, sino ofrecer buenos premios y a través del concurso ir captando a los mejores. A algunos les hemos hecho seis, siete u ocho camisetas. Nos llegan de todas partes, hasta Malasia, Filipinas... Con el proveedor de serigrafía sí hemos sido bastante fieles, llevamos siete años con el mismo. ¿Y han variado su oferta? En las tiendas vendemos productos que no están en la web como tazas, carcasas de móvil, chapas, relojes, libretas... Seguiremos sacando nuevos productos. Lo que nos distingue del resto es nuestra capacidad para diseñar y sacar muchos diseños diferentes en distintos productos.

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