Jóvenes pescan con caña en las orillas del Guadaíra.
"Equiparable a cualquier río y en mejores condiciones que los de su entorno". Ésta es la sorprendente situación en que se encuentra el río Guadaíra año y medio después de que se pusiera en marcha el sistema de depuración de Morón de la Frontera cuando fue considerado como uno de los ríos más contaminados del continente europeo.El mejor indicativo de que las aguas están limpias es que la vida ha vuelto al río. "Anfibios, peces, cangrejos, especialmente la rana es un indicador muy bueno porque tiene la piel muy sensible, son un buen indicador de la calidad del agua", afirma Javier Serrano, director general de Dominio Público e Hidráulico de la Junta de Andalucía. "Un pescado puede refugiarse pero la rana muere. Es muy importante que haya anfibios, y que haya peces y entre ellos muchos alevines de barbo, carpas, gambusias... que han colonizado y suben o salen de los laterales y de las pozas cuando el agua es buena".
Los últimos controles realizados en las 24 estaciones de la cuenca por técnicos de la Agencia Andaluza del Agua y Egmasa han concluido que en todas ellas a lo largo de 80 kilómetros -desde la venta del Espartero, en el término municipal de Coripe, hasta la entrada en Sevilla-, se han visto alevines de éstas y otras especies y también adultos de diversas edades lo que hace suponer que han sobrevivido en las pozas y cuando hay más agua y en mejores condiciones han criado.
Entre las especies que se han encontrado destacan los barbos, pez autóctono y el más abundante, carpa, carpín, anguila -que está en peligro de extinción-, perca sol y gambusia, a los que hay que añadir el cangrejo rojo -especie invasiva que ha subido desde las marismas del Guadalquivir-, el galápago leproso, autóctono del río, que se ha hallado en todos los tramos del río y con diferentes edades, y la citada rana común en varias fases de desarrollo.
Toda esta riqueza se plasma en unos parámetros de oxígeno en agua y de residuos químicos mejores a otros ríos de la misma cuenca como el Corbones, "además donde se ve también la vida en el río es con gente pescando", y así lo hacen ya centenares de vecinos de los pueblos ribereños que a modo de pesca deportiva -soltando los peces en el río una vez recogidos con la caña- copan especialmente los fines de semana las orillas, con lo que se ha recuperado también la costumbre de pasar el día las familias junto a él, ya sea en el parque de ribera o en el cercano parque de Oromana.
En cuanto a la salinidad, pese a contar con dos afluentes salinos -los arroyos Salado y Saladillo y que históricamente sus aguas en la cabecera se utilizaran para la salmuera- según los últimos estudios, el río tiene menos salinidad que el Guadalquivir en Alcalá del Río.
Serrano reconoce que "el Guadaíra tenía una bomba química: por un lado, lo que vertía la industria de la aceituna, que para curarla se mete en lejía y acelera el proceso y luego hay que lavarla para que se pueda comer y también se vierte gran cantidad orgánica en el lavado. Y por otro lado está la carga química de la lejía. Si no lo mataba la falta de oxígeno por la carga orgánica lo hacía el ph que mide la acidez por la lejía, con una alcalinidad tremenda. Y si no lo acababa de matar alguno de éstos, luego la aceituna se echa en salmuera y entonces tenía los vertidos de sal, también con el arrastre de materia orgánica".
Al problema de la industria había que añadir que "en la cabecera tiene a Morón, una población muy importante que no tenía depuradora porque nada más ponerla en marcha la destruyó la salmuera y la sosa. Y por último un matadero que tiene, que tampoco tenía depuración". Hace aproximadamente año y medio, "a base de multas tremendas al Ayuntamiento de Morón y también una denuncia al fiscal que imputó a una serie de industriales y al propio Consistorio se terminaron los vertidos y desde entonces ha sido espectacular la recuperación". La razón de que se haya solucionado en tan poco espacio de tiempo hay que verla en las propias características del Guadaíra: "La ventaja de los ríos mediterráneos, a diferencia de los europeos, es que cuando se quita el problema se recupera muy rápidamente".
Sin embargo, el riesgo no ha desaparecido -"ahora en plena campaña de la aceituna vamos a ver de nuevo como sobreviven las especies porque si hay un nuevo vertido se va a ver muy claro en la misma superficie de las aguas", afirma-, pero lo cierto es que a día de hoy, el Guadaíra se ha convertido en un río limpio y ejemplo de lo que se puede hacer si todas las administraciones trabajan a una. "Además, se ha concienciado a los industriales para que no viertan porque ninguna depuradora puede limpiar la sal de la salmuera, ni está preparada para la amplia carga orgánica", indica Serrano.
Alguien puede pensar que se podría haber hecho antes y que no hubiera sido necesario llegar al Parlamento Europeo, pero hoy "ya no necesita una oficina concreta de atención, pasa a ser un río más de la cuenca vigilado y tratado como los demás", afirma. Esto no significa que los trabajos acaben: "Estamos haciendo un proyecto para hacer una serie de escaleras en el río, a la altura de los molinos, para que los peces puedan subir río arriba", y también en las riberas para que todos los vecinos del Guadaíra puedan disfrutar junto a él.