La Policía podría comenzar más temprano la vigilancia de los partidos de alto riesgo, a la vista de los incidentes ocurridos el pasado fin de semana en Nervión antes del inicio del Sevilla-Madrid, según admitió ayer la Subdelegación del Gobierno, que insistió en que las agresiones a dos policías locales y el lanzamiento de bengalas se produjeron "cuatro horas antes" del encuentro, mientras las unidades antidisturbios estaban acompañando a los Ultrasur madridistas para que no hubiese enfrentamientos en su camino hacia el estadio sevillista.
En todo caso, el subdelegado, Faustino Valdés, defendió ayer la labor coordinada de las fuerzas de seguridad y recordó que los responsables policiales celebran "siempre" un encuentro previo para preparar su actuación y adaptarla a las circunstancias de los encuentros. Valdés insistió en que los antidisturbios llegaron en 15 o 20 minutos a socorrer a los policías locales, sobre los que se abalanzó una muchedumbre cuando actuaban en una discusión de tráfico, y que si no llegaron antes fue porque estaban realizando otras labores. El Sindicato Profesional de la Policía Local asegura que fueron 40 minutos. Los dos agentes ingresaron en el hospital, uno con varios puntos de sutura y otro con una fractura en un dedo por los golpes.
Valdés consideró el incidente un hecho "puntual", pero sí lamentó que el partido se hubiese celebrado un sábado por la noche, el peor momento posible, según insistió en declaraciones a Radio Sevilla. El subdelegado insistió en hay muchos forofos que a última hora del sábado han bebido ya demasiado, por lo que es el momento más difícil para controlar a los asistentes a los partidos, que comienzan las botellonas a primera hora de la tarde en las inmediaciones del estadio.
De momento, ni los autores de las agresiones a los policías ni los que lanzaron las bengalas incendiarias han sido detenidos.
El centro comercial Nervión Plaza, por su parte, pidió ayer que se cuente con su opinión para la organización de los dispositivos de seguridad y sugirió que se fijen líneas de colaboración con sus vigilantes privados. Su gerente, Carlos Fernández, admitió que el establecimiento "sale perjudicado" cuando se producen estos disturbios, incluso aunque ocurran fuera del recinto comercial.
