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La vigilancia en el Estrecho reduce un 60% los vertidos

Cada año, el Estrecho de Gibraltar sufre 40 episodios de contaminación provocados por el tránsito de buques con cargas peligrosas. La cifra es "altísima" para los ecologistas y para la UE pero, aún así, es un 60% inferior a la que se registraba siete años atrás, antes de que Fomento iniciase el Plan especial de Vigilancia de la Bahía. Las revisiones y las sanciones han parado la sangría.

el 16 sep 2009 / 05:14 h.

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Cada año, el Estrecho de Gibraltar sufre 40 episodios de contaminación provocados por el tránsito de buques con cargas peligrosas. La cifra es "altísima" para los ecologistas y para la UE pero, aún así, es un 60% inferior a la que se registraba siete años atrás, antes de que Fomento iniciase el Plan especial de Vigilancia de la Bahía. Las revisiones y las sanciones han parado la sangría.

La situación no es la mejor de las soñadas, pero es francamente mejor que años atrás. Desde que el plan se activó en 2002, justo a raíz de la tragedia ecológica que supuso el naufragio del Prestige, los vertidos han caído en picado: no sólo han bajado un 60%, sino que su gravedad es menor. Donde antes se daban manchas medias de 300 metros cuadrados, ahora no pasan de un par o tres sobre los casi 80.000 kilómetros cuadrados de la bahía algecireña. De 18.000 litros de vertido en 2002 se ha pasado a apenas 300 en el presente año. "Un goteo que también hay que eliminar", puntualizan desde el Ministerio de Fomento, donde se gestiona el plan y donde se ha elaborado el balance.

En estos siete años de control efectivo se han inspeccionado unos 3.500 buques, de los que el 6,8% han sido finalmente sancionados. Fomento no detalla la cuantía de esas multas, porque "en muchos de los casos se acaban recurriendo y retocando", pero sí que aporta un cálculo aproximado: son casi 15 los millones de euros impuestos en sanciones, la más alta, de 600.000 euros. Se han incoado 240 expedientes sancionadores, se han dado 28.000 avisos a navegantes y las operaciones de vigilancia y control especial han rozado las 4.000.

En el pasado abril -el último mes del que se ha aportado información actualizada- se han encontrado irregularidades en 13 buques, siete de ellos de bandera panameña, uno de los países "de conveniencia" menos rigurosos con la legislación de materias peligrosas. En la mayoría de los casos, se trataba de barcos demasiado antiguos, que carecían de las básicas medidas de rescate o extinción de incendios o que descaradamente vertían aguas contaminadas al Estrecho.

La catástrofe del Prestige obligó a la UE a legislar para evitar un nuevo desastre en aguas comunitarias. Desde 2002, quedó prohibido el paso de petroleros monocasco (ahora sólo pueden navegar los que tengan revestimiento doble) y se redoblaron los controles en puerto sobre los buques con más de 15 años de antigüedad. Gracias a este blindaje, las filtraciones o vertidos se han "reducido casi a cero"; esas manchas que aún se dejan ver proceden, en su inmensa mayoría, de las labores de bunkering (trasvase de fuel de un barco a otro), que implica cuantiosas fugas de combustible al mar. Según Pilar Marcos, responsable de Costas de Greenpeace, "cada año se superan los seis millones de toneladas de fuel transferido en estas operaciones de repostaje", una práctica que, pese a los avisos de la UE, sigue llevándose a cabo "impunemente" en aguas de Gibraltar. La presión vecinal y las inspecciones de Fomento están obligando a que el bunkering se traslade incluso a la vecina Costa del Sol, donde las manchas de combustible se han triplicado en el último año, denuncia Antonio Muñoz, de Ecologistas en Acción-Verdemar.

Fomento reconoce que queda "mucho por hacer" en la bahía, pero insiste en que se están dando "pasos en la dirección correcta" y se escuda en el volumen de paso para defender su labor preventiva. "Cada año pasan por este estrecho unos 110.000 buques, de los que un 20% portan mercancías peligrosas. La bahía da entrada y salida diaria a unos 100 barcos y el tránsito medio diario es de 160. Hay momentos de auténtico colapso y, pese a ello, las inspecciones son rigurosas. Hoy otro Prestige es casi inimaginable", defiende la Capitanía Marítima de Algeciras.

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