La tensión en el mundo árabe sigue al rojo vivo. Las cuatro jornadas de protestas contra el Gobierno libio han dejado al menos 200 muertos sólo en la ciudad de Benghazi, según fuentes médicas. El silencio impuesto por Gadafi, que prohíbe la entrada a la prensa extranjera, hace difícil confirmar el número real de fallecidos. Libia ha cortado el acceso a internet y amenaza con dejar de cooperar contra la inmigración ilegal si la UE sigue "alentando" las manifestaciones antigubernamentales. Mientras, en Marruecos, miles de personas pidieron ayer que el rey tenga menos poder, y en Irán las fuerzas de seguridad reprimieron con dureza las protestas.
Los militares abrieron fuego con armamento pesado contra los manifestantes de Benghazi, segunda ciudad libia, donde las protestas habrían forzado a los miembros de las fuerzas de seguridad a retirarse a una base fortificada conocida como el centro de mando desde la que habrían continuado realizando disparos.
La oposición asegura que controla gran parte de la ciudad y ha denunciado la presencia de "mercenarios" de países subsaharianos que están atacando a los manifestantes. El Movimiento Juvenil Libio informó a través de internet que está ocurriendo una auténtica "masacre" y ha solicitado incluso una intervención internacional inmediata.
Las autoridades libias aseguraron que han detenido a decenas de miembros de una "red extranjera" que quería desestabilizar el país, informó la agencia oficial JANA el sábado. Los arrestados estaban "entrenados para dañar la estabilidad del país, la seguridad y la unidad nacional", indicó la agencia oficial. Las fuentes próximas a la investigación citadas por JANA señalaron que el grupo está integrado por tunecinos, egipcios, sudaneses, palestinos, sirios y turcos.
Las reacciones internacionales a la represión libia se suceden y de entre todas ellas sorprende la del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, quien reconoció que a Italia le preocupa la situación del país árabe, pero dijo que no quiere "molestar" al mandatario, Muamar Gadafi, provocando una nueva polémica.
REPRESIÓN EN IRÁN. En otro escenario, miles de efectivos de las fuerzas de seguridad iraníes tomaron ayer las calles de Teherán y otras ciudades para impedir nuevas protestas opositoras no autorizadas, como la celebrada por la mañana en la capital, según informaron las páginas de internet de los dirigentes opositores Mir Hosein Musavi y Mehdi Karubi. En esa concentración, hubo disparos contra los manifestantes. Algunos de ellos fueron detenidos, como la hija del expresidente de Irán, Faezeh Hashemi Rafsanjani, que pocas horas después fue liberada. Es una conocida activista contra el régimen.
Y mientras, en Marruecos, hasta 14.000 personas secundaron la concentración convocada en Rabat y otras 10.000 personas salieron a la calle en Marrakech para apoyar la llamada del Movimiento 20 de Febrero para reclamar que el rey Mohamed VI renuncie a algunos de sus poderes y combata la corrupción, según los organizadores. La agencia de noticias oficial, MAP, informó en cambio de una "débil participación". Los policías uniformados guardaron distancias con la protesta, pero agentes de paisano con cuadernos de notas se mezclaron con la multitud, que coreaba "el pueblo rechaza una Constitución hecha para esclavos".
LAS OTRAS REVUELTAS
Bahrein. Acampada antigubernamental
Miles de manifestantes antigubernamentales pasaron la noche acampados en la plaza de la Perla, en Manama, que se ha convertido ya en un símbolo de su causa. La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, ha condenado la violencia y Arabia Saudí sigue con preocupación los sucesos ocurridos en Bahrein.
China. La rebelión llega hasta Pekín
La Policía china dispersó a las decenas de personas que se habían congregado ayer en el centro de Pekín tras llamamientos difundidos a través de la red en todo el país instando a concentraciones a favor de la democracia inspiradas en las protestas que se están extendiendo por el norte de África y Oriente Próximo.
Túnez. Pide a Arabia extraditar a Ben Alí
Nueva jornada de protestas en Túnez contra el Gobierno interino. Hubo disparos al aire para dispersar a los manifestantes. Por otra parte, las autoridades tunecinas han solicitado formalmente a Arabia Saudí la extradición del expresidente Zine el Abidine Ben Alí por su implicación en la muerte de manifestantes.
