Cofradías

La Virgen de Regla se da un baño de masas hasta Cibeles

Los aplausos, que se fueron sucediendo durante todo el recorrido, marcaron la salida del palio, con el acompañamiento que protagonizaron los cantos del coro de la cofradía, y el rezo del rosario.

el 19 ago 2011 / 10:52 h.

El paso de la Virgen de Regla a su paso junto a la emblemática estatua del oso y el madroño, símbolos de Madrid.

Madrid aún dormía ayer cuando las puertas de la parroquia del Carmen se abrieron de par en par y el paso de palio de la Virgen de Regla pisaba suelo madrileño camino de Cibeles. Con puntualidad británica, a las seis de la mañana, el cortejo de la hermandad de los Panaderos intentaba abrirse hueco entre la multitud de personas que, desde buen rato antes, esperaban el traslado de la dolorosa sevillana.

Un último reducto de indignados intentaron convertirse en los protagonistas del traslado, aunque las fuerzas de seguridad llegaron a disolverlos sin mucha complicación. Sus protestas al abrirse las puertas de la parroquia fueron enmudecidas por los aplausos que acompañaron a la imagen durante todo el recorrido hasta Recoletos. La banda sonora la protagonizaron los cantos del coro de la cofradía, y el rezo del rosario.

El reloj de la Puerta del Sol marcaba las 6.30 horas, y la Virgen dejaba atrás la calle Salud para acercarse al emblemático kilómetro cero de España. Durante todo el trayecto, pero especialmente en este destacado punto del itinerario, el cortejo estuvo custodiado por miembros de la Policía, para evitar posibles conflictos con algunos manifestantes antipapa que seguían circulando por el entorno.

Sin mayores problemas, el paso caminó junto al Oso y el Madroño, símbolo de la ciudad de Madrid, en medio de las numerosas personas que se acercaron a acompañar a la hermandad del Miércoles Santo. Había un gran ambiente cofrade por las calles, y no resultaba complicado distinguir, entre foráneos y madrileños, los rostros de un amplio grupo de sevillanos que abandonaban por unas horas la capital andaluza para asistir al histórico acontecimiento.

Las magníficas relaciones forjadas con la hermandad madrileña de Los Gitanos durante estos días, en los que el paso de palio residió en la parroquia del Carmen, posibilitaron que una representación de la corporación, encabezada por el estandarte y el hermano mayor, formaran parte de la comitiva del traslado. Junto a ellos, una gran multitud de peregrinos arroparon a la Virgen durante las escasas dos horas que duró la procesión.

En la calle Alcalá amaneció al paso de Regla, y el sonido de las bambalinas saludaba a algunos de los edificios más característicos de esta importante arteria madrileña y de otras del entorno, como la famosa Gran Vía. Multitud de instantáneas inmortalizaron el recorrido sevillano hasta llegar a la plaza de Cibeles donde, a las 7.45 horas, el reloj del Banco de España parecía anunciar la llegada del palio de la calle Orfila, entre los cantes de una salve a la dolorosa, que también serviría de despedida al finalizar el acto.

La famosa fuente y el edificio del Ayuntamiento fueron el marco a la llegada de la Virgen, que tuvo que estar un tiempo esperando a los pies de su improvisado altar a que la organización facilitara una rampa para que el paso pudiera salvar la altura a la que se encontraba el baldaquino.

Mientras tanto, por la esquina de Cibeles con el paseo de Recoletos, donde aguardaba Regla, aún habría tiempo para contemplar a la hermandad llegada desde Valladolid caminando hasta su posición mientras, en un entrañable gesto, los músicos vallisoletanos detenían su caminar ante el paso de Sevilla para interpretar la Marcha Real.

Con el problema de la rampa solventado, el paso de palio era colocado en su ubicación definitiva. Allí permaneció, a escasos metros del altar principal, en una privilegiada ubicación, donde el Papa Benedicto XVI presidió por la tarde el Víacrucis con los pasos procedentes de distintas ciudades españolas, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud. 

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