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Lágrimas negras en la Almudena

Luto y lágrimas en la catedral de La Almudena, en una ceremonia religiosa donde el único color lo pusieron los uniformes de los pilotos y las azafatas de Spanair, y los uniformes de los trabajadores de los servicios de emergencia que durante días ayudaron en el rescate de supervivientes y cadáveres. Foto: EFE.

el 15 sep 2009 / 11:39 h.

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El luto empañó ayer las lágrimas en la catedral de La Almudena, epicentro de la ceremonia religiosa en recuerdo de las 154 víctimas del accidente aéreo de Barajas. Únicamente los uniformes de los pilotos y las azafatas de Spanair, y los trabajadores de los servicios de emergencia que durante días ayudaron en el rescate, pusieron una nota de color al sepelio.

El calor sofocante fue el otro protagonista de un acto en el que los abanicos y los pañuelos fueron usados constantemente ya que faltó espacio y bancos para los numerosos asistentes al acto, que superaron las dos mil personas.

El himno nacional y los aplausos al paso del cortejo de concelebrantes de la misa funeral y de los Reyes de España marcó a las ocho de la tarde el inicio de la ceremonia. Tras pedir la salvación de los fallecidos, por la recuperación de los heridos y rogar por la fe de los presentes, el Cardenal Arzobispo de Madrid dio paso a la primera lectura, que corrió a cargo de una familiar de las víctimas.

Seguidamente, Rouco leyó su homilía, en la que oró por las víctimas mortales y con la que quiso dar ánimo a las familias para superar el duelo. "No perdáis el ánimo, ni la fortaleza para seguir el camino de vuestras vidas con amor y esperanza. Se os ha cargado con una pesada cruz, pero no es menos cierto que esa cruz es, sobre todo, signo y prenda de la victoria del Señor resucitado: garantía indefectible de la Vida sin ocaso para vuestros seres queridos y firme apoyo y señal consoladora para vosotros, unidos a ellos, por esa forma invisible de amor que nos acerca y nos reunirá a todos en el abrazo del Padre que está en los cielos y que a todos nos espera", dijo.

Con sus palabras, el Arzobispo de Madrid, que recordó la labor de los profesionales y voluntarios en los momentos "más críticos" del rescate, quiso transmitirle a las familias su apoyo e insistió en que la vida y la muerte "adquieren sentido y valor eternos" porque han sido recuperadas "para la vocación al amor y a la Gloria verdadera de Dios".

También hizo mención a "uno de los casos más ejemplares" que se produjeron durante el salvamento de las víctimas, el de la madre gravemente herida que entregó su vida a cambio de la de su hija de once años. "`Esa madre ha amado a su hija con el amor de Cristo Crucificado", mantuvo. La lectura fue escuchada atentamente por los Reyes, que mostraron caras compungidas durante la ceremonia.

Rouco concluyó su homilía asegurando a las familias que el Señor "fue y es la luz y la salvación" de las víctimas mortales. "`Que también sea Él la luz y la salvación para nosotros. Digámosle fervientemente: 'Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro'", añadió.

Al término de la Homilía, Rouco dio la comunión a los presentes para, a continuación, dar pie a las palabras del obispo de la Iglesia Anglicana, Carlos López Lozano, quien, en nombre de las iglesias evangélicas y anglicanas quiso mostrar su solidaridad con las víctimas y unirse en su dolor, además de expresar su apoyo en estos momentos que definió como "duros". "Estamos seguros de que la bondad de Dios se manifiesta en estos momentos difíciles", señaló, al tiempo que suplicó a Dios con una oración de la iglesia primitiva que esté presente "por los que lloran en el funeral".

Tras algo de una hora, Rouco puso el punto final a la ceremonia y permitió que los Reyes abandonaran entre aplausos La Catedral no sin saludar a algunos de los familiares de los afectados por el accidente. Este acercamiento permitió a la Reina dar la mano a los asistentes y recibir, de manos de una señora, una nota que guardó con agrado.

A continuación, dejaron el templo el presidente del Gobierno a compañado de su esposa, Sonsoles Espinosa; la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega; la ministra de Fomento, Magdalena Alvarez, el ministro de Industria, Miguel Sebastián; el líder de la oposición, Mariano Rajoy; la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, y distintos embajadores como los de Reino Unido, Bulgaria, Brasil o Francia.

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