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Larga vida al papel escrito

"Mire no sé que tiene, pero algo tiene cuando todo el que lo prueba se engancha". Lorenzo Rodríguez, quiosquero ubicado en el número 46 de Virgen de Lujan, no se refiere a ninguna variedad de pionono o palo de nata, habla de su oficio. 14 años detrás del mostrador avalan su pasión por despachar papel.

el 15 sep 2009 / 21:20 h.

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"Mire no sé que tiene, pero algo tiene cuando todo el que lo prueba se engancha". Lorenzo Rodríguez, quiosquero ubicado en el número 46 de Virgen de Lujan, no se refiere a ninguna variedad de pionono o palo de nata, habla de su oficio. 14 años detrás del mostrador avalan su pasión por despachar papel. "Los quiosqueros somos gente de confianza, nos dejan la llave de los pisos, hacemos de cicerones y los clientes nos cuentan sus vidas", dice el actual presidente de la Agrupación de Vendedores de Prensa de Sevilla.

Un poquito asfixiado entre cartones de coleccionables, chucherías y un sinfín de revistas, Lorenzo opina que si el futuro no pinta muy allá no es por el declive del papel -"que siempre tendrá su lugar"- sino porque los jóvenes "no quieren un quiosco". "Tengo 69 años y aquí para tener un sueldo decente tienes que echar una media de 10 horas diarias de lunes a domingo", dice.

De jornadas largas también entiende algo José Antonio Copado, responsable del Quiosco de los Cuñaos, en las inmediaciones de la Gran Plaza. Él, como otros colegas, asume que el negocio evoluciona y que si, hace una década, los niños hacían malabares para conseguir un Interviú, "hoy les pone más una revista de videojuegos", cuenta con guasa. Sin embargo lo que a él más le ha impactado en su vida es recibir la inesperada visita del actor Viggo Mortensen. "Estaba rodando en Sevilla Alatriste y llegó por el barrio un poco perdido, echó un vistazo al género y optó por comprar un coleccionable de figuritas de plomo", explica encantado.

Los quioscos son un buen centro para tomar el pulso de cada barrio. Así, el de Juan Carlos González, situado en la calle Getsemaní, parece a veces "un confesionario". "Por aquí la gente es muy humilde y pese a todo, cuento con los dedos de una mano a las personas que han dejado de invertir su euro diariamente en el periódico", asegura con evidente gesto de satisfacción.

En Arahal, José Manuel lleva 25 años vendiendo prensa: "A veces la gente se queja de que lo que cuentan los periódicos no siempre es verdad y yo les digo que son diarios, no el BOE. ¡Qué culpa tendrán ustedes de las mentirijillas que sueltan los políticos!"

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