Más de la mitad de las aves que llegan al Centro de Recuperación de Especies Amenazas (CREA) de San Jerónimo se recupera. Muchas llegan siendo aún pollitos, por haberse caído del nido, y otras han chocado contra vallas y alambradas, han sido atropelladas o han ingerido veneno. Cuando comienza la temporada de caza también acuden con disparos. Casi todas llegan deshidratadas y el contacto con los humanos les provoca fuertes dosis de estrés.
La mano del hombre está detrás de la mayoría de las causas que llevan a los animales a esta UCI particular, según denuncian sus cuidadores. "El CREA es un reflejo de lo que ocurre en el campo y que entren más animales es un dato penoso", lamenta Javier Bejarano, responsable del centro de San Jerónimo.
Casi siempre es también un particular quien lleva los animales hasta allí para que sean curados y regresen a su medio natural. Ante el éxito de recuperación, los responsables no esconden su alegría por saber que pronto dispondrán de un espacio mayor y mejor acondicionado.
Con el volumen de especies que llega -sólo durante 2009 entraron 1.331 animales- el centro de Sevilla "se ha quedado obsoleto", explica Bejarano. Además, los cuidadores señalan que la nueva sede será más amplia y realizada con materiales distintos que mejorarán las condiciones actuales, ya que las jaulas de ahora permiten a las aves engancharse y trepar, con un peligro evidente de erosionarse las plumas.
En conjunto, hace falta "una clínica en condiciones" y túneles de vuelo más grandes, con voladeros redondos, así como jaulas que faciliten la alimentación desde fuera "para minimizar el estrés y conseguir un mantenimiento más bajo en un entorno lo más aséptico posible".
Sanlúcar la Mayor es el espacio escogido para el nuevo CREA, que cuenta con una inversión de 1,75 millones de euros. La delegada provincial de Medio Ambiente, Pilar Pérez, destaca las ventajas de su ubicación, cerca del Corredor Verde del Guadiamar, ya que su área ha tenido en cuenta "que los animales, al regresar a su hábitat, rehacen su vida por el entorno".
Las obras, ya con los trabajos en marcha, se acometen con un año de retraso, lo que la delegada achacó a que el proyecto del AVE Sevilla-Huelva "aún no tenía definido su ubicación exacta" y no se sabía si interferiría con la construcción de lo que definió como "todo un hospital para especies protegidas".
El CREA de Sanlúcar contará con un área administrativa, de gestión y recepción, oficinas, almacenes, bioterio, UCI, quirófano, salas de rayos X y de cura, además de sala de rehabilitación con mudas y voladeros. Todo ello acogerá, como ahora, a águilas imperiales, buitres negros, alimoches, aguiluchos cenizos, milanos o cigüeñas.
Con el traslado, sólo quedará por resolver lo que los cuidadores dicen que es su mayor dificultad: "hacerse cargo de una provincia que tiene millón y medio de hectáreas [de bosques en manos de la Consejería Medio Ambiente] con un solo vehículo".
El esquema de trabajo será el mismo, y los cinco responsables del centro y sus cuidadores irán a Sanlúcar. María José Arriaza, la veterinaria, lamenta la poca concienciación social que existe mientras ejercita el ala de un gavilán.
"Le tratamos desde hace un mes por una luxación de hombro y continuaremos con sesiones de fisioterapia hasta que pueda volar", explica, "otros llegan bastante mal y por muchos no podemos hacer nada".
Según la lesión, la estancia media de los animales es de tres meses, aunque algunos necesitan hasta siete para volver a la vida salvaje. Una sala guarda los cuerpos congelados de pollos y pollitos, codornices y pescado, que junto a grillos y gusanos alimentan a todos los pacientes. Los que se cayeron del nido se crían en jaulas con cristales que impiden la vista desde dentro.
"Si la crías como a un niño, el ave será irrecuperable aunque esté físicamente perfecta: no reconocerá a su especie e incluso intentará aparearse con una persona", alertan los cuidadores.
