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«Las bandas de música en Sevilla están absolutamente infrautilizadas»

Rafael Ruibérriz compagina su trabajo como gestor cultural en la Orquesta Barroca de Sevilla con la dirección de la Banda de Música del Sol

el 08 feb 2014 / 21:00 h.

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15478605Para limar inercias y quebrar tópicos sólo hace falta creer en las nuevas ideas. Esa es la fórmula de Rafael Ruibérriz de Torres (Sevilla, 1983) para no titubear a la hora de presentar un proyecto tan inusual en el mundo cofrade como el disco A medianoche, al frente de su Banda de Música del Sol. Con las mismas claves busca oportunidades para la Orquesta Barroca de Sevilla y defiende novedosos criterios interpretativos para la música clásica. ¿De dónde viene su encuentro con las bandas de música? Me gusta decir que nací en una banda, este es mi espacio natural. De pequeño además fui seise en la Catedral y, si entré en el conservatorio, fue atraído por mi quehacer en la Banda del Sol. Sin este lugar de formación e interpretación no sé dónde hubiera estado hoy. También ha vivido y se ha formado en Londres y Amsterdam. Puso distancia a Sevilla y tanteó otras posibilidades. El flautista Guillermo Peñalver me animó a probar el traverso barroco [antecedente de la actual flauta travesera] y me encantó. Por una enorme casualidad conocí a un gran maestro del instrumento, Wilbert Hazelzet, y me marché a Holanda detrás de él. Regresar fue una decisión meditada; probablemente toco menos aquí que fuera pero vivir en Sevilla me permite hacer música de banda y antigua, también trabajar con la Orquesta Barroca. Su conocimiento del medio le permite aseverar que, en esta ciudad, las bandas no juegan el papel de relevancia que merecen. Así es. Las bandas de música están absolutamente infrautilizadas. Sólo se recurre a ellas en Semana Santa y, al margen de esta, para ofrecer una y otra vez música cofrade. Sin embargo, son el medio más económico para aproximar la música clásica a la ciudadanía; el transmisor más fácil para llegar a donde, por motivos obvios, no puede llegar una orquesta sinfónica, que no está hecha para tocar en un pueblo o una plaza. Es cierto que una banda no puede alcanzar la excelencia de otros conjuntos pero los grandes clásicos están a nuestro alcance. ¿Cuál es la razón por la que no abordan ese otro repertorio? Sencillamente porque las instituciones públicas, que son quienes manejan el dinero, no quieren o no saben aprovecharnos, directamente, no saben qué hacer con nosotros. En Sevilla hay un gran número de bandas, empezando por la Municipal, y todas, todas están mal aprovechadas. Por ejemplo, no existe en la ciudad un circuito para hacer música clásica en los barrios. Aquí estamos nosotros para ello. Lamentablemente sólo nos hallamos al servicio de las hermandades, lo cual es maravilloso y muy lógico, pero no debería ser nuestra única dedicación. En Valencia, por ejemplo, en cada distrito hay una banda y cada una tiene alrededor de ella una escuela, una programación. Ese modelo, muy económico y de enormes resultados, no se implanta aquí ni en mucha menor escala. ¿Qué propone en concreto? Hace muchos años existió en Sevilla un programa cultural llamado Música, Maestro. En él participaban varias bandas que tocaban en parques y plazas. Sería muy hermoso recuperarlo. He presentado proyectos similares a aquel en múltiples ocasiones pero nunca han sido tenidos en cuenta. ¿Ha intentado cambiar algo en la Banda del Sol que dirige? He intentado compaginar música de cofradías y repertorio más culto. Hemos añadido a nuestros programas marchas fúnebres de Cherubini, Grieg, Mozart y Mendelssohn, entre otras. Y es al abrigo de esta idea cuando surgió el disco A medianoche sobre la música cofrade del compositor sevillano Joaquín Turina, grabando su música para este medio y reconstruyendo algunas partituras suyas. ¿Qué valor tiene en sí la música de Turina para banda? Tiene marchas, como la Fúnebre a Nuestro Padre Jesús de la Pasión (1900) y la Militar (1911), que son verdaderos poemas sinfónicos. Otro ejemplo sería El Jueves Santo a medianoche, inserto en la Suite Sevilla (1908) o la muy conocida y bellísima marcha procesional de la ópera Margot (1914) que aquí hemos grabado con una saeta de Joana Jiménez.Negociando estamos para que podamos escucharla tal cual en la calle la próxima Semana Santa. El repertorio es diferente al habitual en los discos de música procesional, pero también el diseño y hasta la distribución. ¿Participaron de su entusiasmo los músicos? Hubo algunas pocas reticencias basadas en que todo el esfuerzo y dinero que iba a suponer el disco no vendría aparejado con el éxito. Por fortuna, la trascendencia del álbum está siendo superior a cualquier otra producción de música cofrade. Incluso el distribuidor más importante de música clásica en España –El arte de la fuga– ha tomado parte en su difusión. Esto prueba que la gente, por supuesto también el mundo cofrade, no está tan cerrado a la novedad como se quiere pensar. En el disco sorprenden sus versiones de marchas como Soleá, dame la mano y Virgen del Valle Se nota en ellas su experiencia trabajando en la música antigua. Todo lo que he aprendido como músico lo aplico a la banda de música, en este caso a la del Sol. La forma de articular y frasear, por ejemplo. Y, ciertamente, la gente, cuando escucha las marchas que cita, me dice sorprendido qué ha advertido tal o cual novedad en ellas. En realidad no hay nada que no esté en los pentagramas, es una cuestión de fidelidad interpretativa. ¿Pensar en la creación de una banda de música con instrumentos históricos sería ciencia-ficción? No, para nada. Se podría plantear pero es un empeño terriblemente complicado. No hay dinero para invertir ni la formación adecuada. Pero claro que sería realizable. En España no hay tradición de interpretar la música de los siglos XIX y XX con instrumentos de época y criterios históricos. Pero en Centroeuropa esto es ya muy común. Contrariamente a lo que casi todo el mundo piensa los instrumentos de hoy no son los de la primera mitad del siglo XX, también ha cambiado la forma de tocar. Ponerse en la mentalidad de músicos del pasado es un acto de justicia interpretativa maravilloso. En el próximo Festival de Música Antigua el público podrá verle en su faceta de flautista histórico. Sí, abordaré un repertorio romántico que tocaré con un traverso de época. Será el 6 de abril y estaré acompañado, al fortepiano, por Yago Mahúgo.

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