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"Las becas Erasmus están garantizadas para 2013, pero no para el año siguiente"

el 23 nov 2012 / 20:24 h.

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En estos momentos, la UE debate las perspectivas financieras para los próximos siete años (2014-2020) y algunos Estados miembros (los que más aportan) están exigiendo un drástico recorte de las cantidades aportadas para el presupuesto comunitario. El director general de Aprendizaje Permanente, Educación Superior y Asuntos Internacionales de la Comisión Europea, Jordi Curell Gotor, asistió el jueves al foro Hablemos de Europa para explicar cómo consigue su departamento orientar y mejorar la formación superior de los países de la UE sin apenas competencias sobre la política universitaria. Enseguida se respondió que la estrategia más sólida son los programas de internacionalización, y que la estrella de estos programas son las becas de movilidad de estudiantes Erasmus.
“Las Erasmus han cambiado la fisonomía de Europa.

El Espacio Europeo de Educación Superior no existiría sin estas becas”, admitió. Curell explicó que este programa, que existe desde hace 25 años y ha permitido a tres millones de estudiantes formarse en universidades extranjeras, también ha tenido impacto en la forma de enseñar, porque “obligó a los profesores a adaptarse a aulas multiculturales”. Sucede que este año, las Erasmus se han quedado sin financiación antes de finalizar el curso, y los países miembros de la UE han avisado a la Comisión Europea de que el programa estaba en peligro. España es el país que más estudiantes Erasmus envía fuera y el que más recibe. La preocupación es tan real, que nada más arrancar el coloquio, el director general de Universidades de la Junta, Manuel Torralbo, le preguntó a Curell si la financiación de las Erasmus peligran. Éste reconoció que el programa ha empezado a tambalearse por “un desacuerdo entre el Consejo Europeo y el Parlamento”. El primero congeló la partida para estas becas, el segundo pidió que se ampliase. La financiación quedó bloqueada tras la presión de Estados miembros que abogan por más austeridad en el gasto público, incluido el educativo. “Hay un déficit de financiación importante. Las becas Erasmus de 2013 están garantizadas, pero las de 2014 no. Hemos conseguido arreglarlo, pero si se repite el bloqueo institucional en 2014...”, admitió Curell.

La Comisión Europea no tiene competencias para diseñar la política universitaria de los países miembros. Cada Estado-nación tiene su propio modelo de educación superior. Sin embargo, la Comisión y el Parlamento de la UE sí regulan el mercado común europeo y, por eso, vigilan de cerca los sistemas universitarios de los 27 y los orientan hacia políticas efectivas de empleabilidad.

En ese capítulo tiene mucho que decir Jordi Curell. El responsable de Educación Superior en Bruselas desgranó los retos inminentes del sistema universitario europeo, y ofreció dos escenarios, uno que pareció una provocación al Gobierno español: “Hacen falta más universitarios”; y otro que integra todos los desafíos educativos del futuro: “Los universitarios tienen que ser capaces de condicionar el mercado laboral”. Esto último es un órdago al sistema academicista que impera en la mayoría de las academias. Sobre todo en España donde, según los expertos, ocurre justo al contrario: es el mercado laboral el que condiciona la oferta universitaria. Curell volvió varias veces a este tema, convencido de que la Universidad está llamada a reconducir el drama socioeconómico que vive Europa. “Si conseguimos que salga la primera generación de emprendedores de la Universidad, lograrán cambiar el mundo laboral”, vaticinó.

Las propuestas de Curell avivaron el debate en el Foro Hablemos de Europa, organizado por el Parlamento Europeo y El Correo, con el patrocinio del BBVA. El paisaje universitario europeo está cambiando. Los chinos, norteamericanos y rusos conforman la mitad de los universitarios del mundo. La UE y los países miembros siguen siendo los destinos preferentes para venir a formarse, pero Europa ya no es el centro geopolítico del mundo.

Al describir el panorama universitario europeo, Curell eligió tres puntos de vista: la cantidad, la calidad y el dinero. Primero insistió en la necesidad de que “hacen falta más universitarios”. “Un alumno con estudios superiores está menos expuesto al desempleo, puede ocupar un status social y económico mayor y además representa el potencial para condicionar el futuro”, dijo. En el mundo educativo hay un consenso en torno a esta tesis. Pero el axioma se ha venido desgastando en los últimos años a consecuencia de la crisis: el paro juvenil en España ronda el 50% y en Andalucía lo supera. Alemania tiene menos licenciados universitarios y allí el paro juvenil ronda el 9%. En España el porcentaje de licenciados es del 29%, superior a la media de la UE (25%) y de los países de la OCDE (28%). Pero cuatro de cada diez licenciados españoles está ocupando puestos inferiores a su categoría profesional.

El segundo enfoque fue la calidad, y en este punto Curell fue más autocrítico. Explicó que la forma de educar está cambiando y que las universidades europeas están dando la espalda a los cursos virtuales de formación (on line), a los que las universidades norteamericanas se han lanzado de lleno. “Hay una oferta masiva de cursos on line, muy especializados. No es nuevo, porque desde hace años existe esta oferta. Al principio se distinguían los cursos buenos de los malos, los primeros caros, los segundos gratis. Pero ahora se han metido en esto universidades potentes y de prestigio, como Harvard, que ofrecen cursos gratis que tienen mucha resonancia. Esto cambiará en pocos años la forma de educar, tendrá un impacto enorme, y de momento las universidades europeas miran para otro lado”, explicó.

El último aspecto es el dinero: Curell reconoció que la Comisión debe dinamizar la financiación a proyectos de investigación. Abogó por otras fórmulas para inyectar dinero a las universidades, como estrechar lazos de colaboración con la empresa pública y privada, y con ONGs; también poner en contacto a unas universidades con otras y orientar a las academias hacia los mejores proyectos de gestión, gobernanza y modelos pedagógicos. “Tenemos que consolidar programas en los que el 50% de la formación del universitario lo aporte una empresa”, avanzó.

Curell también elogió el programa Marie Curie, similar al Erasmus pero para investigadores, y el Erasmus Mundus, dirigido a alumnos de países de fuera de la UE, que permite gestionar postgrados conjuntos entre una universidad de Alemania y otra de Egipto. “Todavía tenemos que potenciar más la movilidad y facilitar la convalidación de créditos”, concluyó.

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