El número de celebraciones de bodas ha descendido hasta el momento un 30 por ciento desde principios de año como consecuencia de la crisis, que también cuenta con otro factor de tendencia general, como es que cada vez más "los propios invitados no acuden a la cita escudándose en temas económicos, como la falta de dinero". A pesar de la coyuntura, los meses de septiembre y octubre se esperan con "optimismo" al comenzar la segunda oleada de ceremonias.
Así, los meses con mayor número de bodas son junio, julio, septiembre y octubre. Después hay meses "intermedios" desde marzo hasta mayo y meses "malos" desde noviembre hasta febrero, si bien "hay fechas señaladas en las que sí se solicitan bodas como por ejemplo el 8 de diciembre, Día de la Inmaculada".
Así lo han manifestado a Europa Press distintas agencias organizadoras de bodas, al tiempo que han puntualizado que "se nota la crisis porque el número de comensales baja, se recortan gastos con menús más baratos y fotógrafos y músicos conocidos de la pareja y hasta se anulan algunas bodas por peleas y otras se posponen debido a que los novios han cambiado de puesto de trabajo con un sueldo inferior".
No obstante, para organizar una boda se suelen contratar los servicios a las agencias con una antelación de uno o dos años, sin embargo "ahora los novios no planifican con tanto tiempo antes y sí entre los ocho e incluso tres meses previos a la ceremonia", ha explicado la directora de 'Sevilla de Fiesta', Mercedes Arcas, compañía que en el último año ha organizado unas 170 bodas.
Así, al hacer referencia a las cifras, ha señalado que "normalmente muchos novios dicen que cuentan con hasta 600 invitados y ninguno de ellos llega a los 300". En este sentido, la media de convidados se sitúa en torno a las 200 personas para el 75 por ciento de las bodas, porque, a su juicio, "un enlace con 300 comensales es excesivo".
Al hilo de ello, destacan los precios solicitados por cubierto que oscilan entre los 60 y 100 euros por persona, de modo que el gasto para un banquete puede ser desde unos 12.000 euros hasta 20.000 euros. Presupuesto al que hay que añadir otros desembolsos como el vestido de la novia, cuya cuantía alcanza entre unos 1.500 y 3.000 euros, y el traje del novio, entre los 500 y 1.000 euros, según ha comentado la coordinadora de 'Andalusí Eventos', Leticia Pérez, quien ha recordado que también hay que sumar el gasto del fotógrafo, el sitio de celebración, la decoración y la música, entre otros.
Salones por cortijos. La crisis igualmente se deja notar a la hora de seleccionar el lugar para celebrar la unión matrimonial, de modo que "los cortijos y haciendas ya no se estilan tanto y sólo los pagan personas con alto poder adquisitivo, y en cambio se ponen de moda los salones", ha argumentado a Europa Press la portavoz de 'LD Organización de Eventos', Lidia Díez.
Con todo y a pesar del período actual, "no se pierde el encanto por buscar sitios especiales y sobre todo exteriores, aunque en el fondo sólo un diez por ciento de los novios se atreve a casarse en una playa, en un acantilado o realizar una boda temática", ha defendido Arcas.
Al respecto, algunos enlaces tienen una temática medieval o árabe; si es en un barco, los camareros van vestidos de marineros; si es en Navidad, toda la decoración es de hielo o incluso se puede contraer matrimonio bajo el mar. También los novios pueden llegar al banquete en globo o helicóptero y celebrar bingos con regalos, entre otras "sorpresas", porque, según Arcas, "las cosa originales surgen de una conversación con la pareja que expone sus gustos y aficiones".
Por su parte, Díez ha detallado que cuando el enlace se celebra en la playa, el acto civil y las fotos se realizan en la arena, mientras que la comida se organiza en un chiringuito, una hacienda o un salón de hotel cercano. Además, los novios piden "ahora mucho" el cambio de 'look' en la barra libre, "siendo esta estilo 'chill out', incluso cambiando el color de la mantelería o los uniformes del personal", así como solicitar copas altas con peces vivos o profesores de baile que animan y sacan a los invitados.
En cuanto al banquete, los prometidos piden fuentes de chocolate tanto negro como blanco --éste último se puede teñir de colores--, galletas con oblea de las caras de los novios, mini 'cupcakes' --magdalenas-- envueltas en celofán con lazos vistosos o tartas americanas de mil sabores y formas. Asimismo, una vez finalizada la ceremonia, aparte de soltar palomas blancas, ahora se ha puesto de moda soltar mariposas, ha indicado Díez.
Toque andaluz en bodas extranjeras. En cualquier caso, a las agencias recurren tanto parejas españolas como extranjeras, tal es así que casi un tercio de las bodas que organizan son de personas procedentes de Alemania, Estados Unidos, Francia, Italia, Inglaterra o Noruega, que buscan el toque andaluz en sus celebraciones con la presencia de caballos, trajes de flamenca o decoración con naranjas, azahar o flores silvestres, como ha apuntado Pérez.
Entretanto, ha informado de que a las ceremonias extranjeras acuden unas 30 personas e incluso en algunas 15 personas o solos los contrayentes y los propios trabajadores de la empresa que hacen de testigos, como le ha ocurrido a Pérez, quien ha manifestado que los extranjeros cancelan menos bodas que los españoles.
Pese a estas cifras, ha añadido Arcas, para los extranjeros "es problemático casarse por la Iglesia en Andalucía", al tiempo que ha apostillado que no conoce a "ningún novio que no se haya enfadado con la Iglesia por temas de papeles que no les pidieron desde un principio en su país de origen y al llegar a España se los reclaman, aumentando con ello los gastos".
Cabe reseñar que organizar una boda a través de una agencia son "siempre ventajas" para los novios, porque, según ha expuesto Díez a Europa Press, los servicios son "gratuitos y no se incrementa nada". De este modo, ha explicado, "personas ajenas a los actos son las que se encargan de coordinar todo, sin tener que molestar a los invitados y los novios se quitan de problemas en ese día tan especial".
