Neumáticos, disolventes, pinturas, barnices, serrín, aceites, lodos industriales y de las depuradoras, plásticos, biomasa, textil, madera, papel, celulosa, cartón, y más. Son residuos que las cementeras andaluzas están utilizando cada vez más como combustibles para sus fábricas, donde se incineran. Doble objetivo. Uno, cuidar el medio ambiente: menos subproductos contaminantes en los vertederos. Dos, reducir el gasto energético de las empresas pues, como denunció ayer Feliciano González, presidente de la fundación Flacema conformada por fabricantes de cemento y sindicatos, «nuestra competitividad es dañada por un sistema eléctrico, el español, que cada mañana nos sobresalta con novedades que nos suben los costes». Ricardo López (AFCA), Francisco López Mejías (CCOO), Fernando Martínez (Junta), Feliciano González, Manuel Jiménez (UGT) y Manuel Parejo, gerente de Flacema. / EL CORREO Esa que llaman sustitución térmica poner en valor el poder calorífico de los residuos alcanzó el 13,69 por ciento de la energía total consumida en las cementeras radicadas en Andalucía, y aunque aumenta, sí, lo hace muy poco apenas dos décimas respecto a 2012, si bien en su descargo habría que alegar el recorte de la producción cementera por la crisis económica en general y la de la construcción en particular. González presidió la presentación de la Quinta Memoria de Sostenibilidad de la Industria Cementera Andaluza, que comprende el bienio 2012-13. Con ella, Flacema realiza un ejercicio de transparencia tanto sobre su actividad económica y laboral como y ante todo respecto a sus compromisos con el entorno natural. En ese acto, los asistentes socios de Flacema y Fernando Martínez, director general de Prevención y Calidad Ambiental de la Junta de Andalucía resaltaron la gran capacidad que existe aún para usar materias alternativas para los hornos de las cementeras. De hecho, Ricardo López, director gerente de la Agrupación de Fabricantes de Cemento de Andalucía (AFCA), hizo hincapié en que el citado 13,69 por ciento está muy lejos de la media española 10 puntos más y de países como Alemania o Austria, donde el porcentaje rebasa ampliamente el 60. Dieciocho de cada cien euros de los costes totales de una fábrica cementera corresponden ya a la factura energética. Sobre la mesa quedó el dedo acusador contra unas administraciones públicas el representante de la Junta señaló a las locales que no facilitan la reutilización de los residuos, si bien matizaron que también se exige un cambio de mentalidad en el conjunto de la sociedad. Feliciano González, que también preside la AFCA, y Ricardo López desgranaron la situación actual de la industria cementera. Después del batacazo inmobiliario, que ha reducido el consumo de cemento es uno de los principales indicadores para calibrar cómo marcha la construcción a su menor nivel «en medio siglo» y sólo entre 2011 y 2013 cayó a la mitad, cerrará 2014 con un descenso de apenas el 2 por ciento y, «aunque no está siendo un año de recuperación», se constata un cambio. Y éste se palpará con números en 2015: crecimiento del 5 por ciento. En los años de la crisis ha sido clave la exportación para sostener a las cementeras y el empleo se han perdido en dos años 118 puestos, hasta 775, pese al recorte del 50 por ciento en actividad. La mitad de la producción ya se vende fuera.