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Las cuentas de Tussam no salen, los problemas llegan a la Policía

En los últimos tres meses el PP ha adquirido compromisos para Tussam que rebasan los cuatro millones de euros

el 24 sep 2011 / 21:13 h.

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Revancha. El 22-M avaló el diagnóstico de Sevilla que había realizado el PP de Juan Ignacio Zoido. La imagen de la ciudad y de su gobierno entre los ciudadanos era nefasta y el candidato popular era visto como una tabla de salvación por colectivos de toda índole, por barrios de todos los niveles económicos. Con este escenario, el alcalde parece lanzado en una carrera de destrucción de cualquier rastro del periodo anterior, sea suprimiéndolo o sea introduciendo una modificación que sirva para demostrar que fue un fracaso, un error. Y no sólo se trata de proyectos.  También de personas. La sensación de que hay listas negras en las empresas municipales y en los organismos autónomos está más que generalizada. Personas cuyos nombres se están vinculando al anterior gobierno, tengan o no carné, y en consecuencia están siendo relegadas o despedidas. Ni todos los que cobraban del Ayuntamiento trabajaban realmente y debían formar parte de la plantilla, ni todos los que han sido contratados son enchufes. “Defraudaré a quien espere que actúe por revancha”, anunció Zoido al llegar a la Alcaldía.  No piensan lo mismo desde luego los dos grupos de la oposición, y especialmente IU, aún con la sede de su grupo municipal en precario.   

Contradicciones. La dificultad de combinar esas altas expectativas puestas en el PP con la realidad de la ciudad y de las arcas municipales están conduciendo al gobierno local irremediablemente hacia discursos contradictorios de un imprevisible desenlace en estos momentos. Tussam vuelve a ser paradigmático. Desde su llegada al gobierno, Zoido ha pagado 2,2 millones para aumentar la plantilla durante tres meses con los eventuales, y tiene el compromiso de seguir en esa línea todo el año; y ha firmado un acuerdo con el comité de empresa que la anterior dirección rechazó durante años y que implica la renuncia a todos los expedientes disciplinarios, el pago en tiempo y en dinero de los cinco minutos de descanso reconocidos por convenios pero no asumidos, la prima de calidad y el pago de los bonobuses de familiares no recogidos por la plantilla. En resumen, unos acuerdos, que no son más que derechos adquiridos por la plantilla, pero que suponen más de un millón. Y a esto se le añade la gratuidad de la tarjeta de la tercera edad que implica un desembolso de 1,2 millones. Ya van más de cuatro millones para una empresa en crisis con un Consistorio sin recursos. Y empiezan los debates de las nóminas y las tarifas.     La Policía. La seguridad, la gran apuesta del gobierno, Zoido empieza a llegar a un callejón sin salida. Prometió un cambio basado en las buenas relaciones con la plantilla y en el cumplimiento de los acuerdos adquiridos. Pues bien, esto supondría llevar a cabo la reclasificación comprometida por el anterior que sube el coste en personal en un millón de euros desde enero de 2012, así como sacar de inmediato las plazas nuevas a concurso. Todo esto, incluyendo que ya hay deuda por las horas extras y que se han reforzado las exigencias a los agentes. La plantilla está desbordada y la reorganización no llega. En este verano se ha modificado las estructuras de los distritos hasta el punto de que hay los mismos agentes para la Macarena –unos 60– que para Triana-Los Remedios, con mucha menos población. El Sppme reclama lo que le han prometido, y anuncia movilizaciones. “¿Qué cambio? Más de lo mismo”, reza la convocatoria de la asamblea del sindicato para la próxima semana. Luis Montoto, Torre Pelli. El malestar llega a otros colectivos como el comercio de Luis Montoto o los miembros de la plataforma Túmbala. Zoido nunca les prometió públicamente cambiar el sentido único o acabar con la torre Cajasol, pero sí sembró durante años la sospecha de que lo haría. Les prometió a los comerciantes un estudio para ver si lo quitaba, y advirtió de posibles ilegalidades en la licencia del rascacielos. Incluso Ikea podría expresar su desconcierto, dada la contundencia con la que el gobierno defiende ahora que no cambiará el PGOU. Un gesto que no hace sino abrir interrogantes, ¿Por qué iba a aceptar  Ikea el mismo proyecto que rechazó durante años? ¿Será que esto es sólo una primera fase?El futuro. El PP pide paciencia, pero sigue fallando su proyecto. Una escena lo retrata. Con motivo de la Semana de la Movilidad, Zoido debía dar una conferencia y su director de Movilidad, Enrique Medina, otra titulada “La movilidad en Sevilla, perspectivas de futuro”. El alcalde duró menos de un minuto y el director de Movilidad menos de cinco. Tanto es así que la conferencia debía empezar a las diez y a las diez menos cuarto ya había terminado. Cuestión de prioridades. fjalonso@correoandalucia.es

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