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Las decisiones arbitrales

Un colegiado debe juzgar, pero nunca determinar el signo del resultado de un partido con agravios comparativos.

el 01 oct 2012 / 11:08 h.

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Venimos del miércoles nefasto para el Real Betis ante el Atlético de Madrid por la interpretación de las manos de Filipe Luis y Joel Campbell, según el colegiado Álvarez Izquierdo, y llegamos el sábado al paroxismo con el desgraciado arbitraje, por su repercusión en el resultado final, del valenciano Mateu Lahoz en el Sevilla-Barça.
Pueden sumar si quieren la dureza en la interpretación de la norma del penalti de Casto en Málaga, pero inadmisible es que el juez de línea no vea delante de sus narices el flagrante fuera de juego de Portillo en el pase a Saviola en el segundo gol malacitano.
Hay una serie de jugadas en Sevilla que son las que enervan a los aficionados. Mateu Lahoz dicen que consiente mucho en relación a sus compañeros a la hora de cortar el juego. El técnico azulgrana Tito Vilanova expresa al término del partido que no entiende la mayoría de sus interpretaciones.

A ellas vamos: Rakitic protege su cara con las manos en un centro de Alves y recibe la cartulina amarilla. Thiago da al balón con su mano e inicia la jugada del segundo gol barcelonista y Mateu lo consiente.
Para más inri, un jugador criado futbolistícamente en Inglaterra donde el fair play es una constante, llega a España y se convierte en un gran actor. Me refiero Cesc Fábregas cuya teatralidad provocó el exceso de celo y la confusión en el árbitro advertido por un asistente tan precipitado como equivocado.

Al final Medel expulsado y un partido controlado en el marcador por el Sevilla termina con derrota y como el rosario de la aurora. Adiós a tres puntos y a Medel, Rakitic y el entrenador para el partido del viernes en Vigo. Y Mateu Lahoz como Álvarez Izquierdo...
Me hubiese gustado escribir y reflexionar sobre un gran partido. Porque sin duda lo fue el Sevilla-Barça.  Ahora bien, entran en juego cuestiones tan exógenas (arbitraje) que nada tienen que ver con los protagonistas, el juego y su desarrollo, que muy a mi pesar hay que consignarlas.

Desgraciadamente para el fútbol sevillano, los últimos arbitrajes han sido tan determinantes, por no usar palabras más fuertes, que deben ser advertidos y esperar que en próximos partidos quienes deban ser juez tengan mejor suerte. Como aficionado y amante del fútbol, les deseo suerte porque no me gustaría incidir en estas cuestiones. Un árbitro debe juzgar, nunca decidir un partido con su actuación.

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