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Las denuncias acaban con la carrera municipal del edil Silva

En menos de dos meses, el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, ha recibido en su mesa de trabajo dos cartas de dimisión de concejales de su Gobierno municipal. La primera se registró en julio, certificó el abandono de Emilio Carrillo de sus funciones de delegado de Urbanismo y aceleró una crisis interna en el seno del PSOE municipal.

el 15 sep 2009 / 15:40 h.

En menos de dos meses, el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, ha recibido en su mesa de trabajo dos cartas de dimisión de concejales de su Gobierno municipal. La primera se registró en julio, certificó el abandono de Emilio Carrillo de sus funciones de delegado de Urbanismo y aceleró una crisis interna en el seno del PSOE municipal que sigue recrudeciéndose y que aún no ha escrito sus últimos capítulos, por mucha tregua que haya impuesto Manuel Chaves. La segunda se produjo en la tarde de ayer: tras cinco años de una gestión jalonada por polémicas de todo pelaje, el edil de Juventud y Deportes, Francisco Manuel Silva (IU), presentaba su dimisión irrevocable.

El ya ex concejal compareció ante los medios para leer un comunicado en el que atribuía su decisión a una "campaña sostenida" contra él que le estaba haciendo daño como persona y anunciaba que le había llegado el momento de cambiar la política "por la biblioteca de la facultad". Jamás se puede estar de acuerdo con ningún linchamiento político o social y, por tanto, si Francisco Manuel Silva Ardanuy considera que ha sido objeto de graves ataques personales que van más allá de la crítica de su gestión institucional, hay que respetar su decisión, pues en política no vale todo. Ahora bien, es discutible que éste sea el caso en cuestión, más si cabe cuando se ejerce un cargo público de relevancia que debe estar sujeto a la fiscalización de la oposición y, en consecuencia, se tiene que estar preparado para asumir la presión inherente a un puesto de esta responsabilidad.

Más allá de las críticas que han hecho hincapié en las supuestas contradicciones personales de un edil que presumía de ortodoxia estalinista, promovía encuentros antiglobalizadores y luego se iba invitado por una multinacional imperialista a disfrutar del mundial de fútbol de Alemania, lo que se ha puesto en tela de juicio aquí han sido sus actuaciones al mando de las áreas de Juventud y Deportes del Ayuntamiento. Algunas de ellas tan relevantes como la promoción de los viajes de brigadistas a Venezuela y Chaves, la gestión de determinadas piscinas y, sobre todo, la desaparición de la cubierta de la Copa Davis, un caso que aún no ha sido resuelto y que en su momento suscitó un escándalo mayúsculo y acaparó demasiados minutos negativos en los telediarios nacionales.

Esto último ya le podría haber costado el puesto, pero Silva siguió en él, y en los últimos meses se ha visto envuelto en un cúmulo de denuncias sobre supuestos tratos de favor en contrataciones del Instituto de Deportes que afectaban a un primo suyo y a su propia madre, actuaciones cuya legalidad no queda en entredicho pero que son discutibles desde el prisma de la transparencia que se le exige a un representante público. Las continuas polémicas sobre su gestión no sólo enturbiaban su imagen, sino que también salpicaban a la propia IU, cuya gestión municipal se veía minimizada por el indeseado protagonismo mediático de su edil de Deportes. Así, Silva no aguanta más y se marcha, seguramente con una mezcla de cansancio y hastío, pero queda también en duda el que no haya sido invitado a marcharse.

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