Economía

«Las directrices políticas han dado al traste con algunas cajas de ahorros»

El presidente de Caja Rural del Sur cuestiona que los recursos públicos del FROB sirvan para que las cajas de ahorros realicen «competencia desleal» a través de la ‘guerra' del pasivo. Se muestra, asimismo, abierto a otras fusiones tras cerrar un SIP con la Rural de Extremadura

el 21 ene 2011 / 20:31 h.

José Luis García Palacios, en su despacho en la sede de la Rural del Sur en Sevilla.

-La Rural del Sur acaba de cerrar un Sistema Institucional de Protección (SIP) con la de Extremadura. Queda todavía pendiente otro proyecto, liderado también por esta caja sevillana, con una treintena de entidades.

-Esa fusión fría con Extremadura tiene la vocación de abrirse a otras rurales. Nosotros, que afortunadamente estamos en buena situación, podemos hacer un SIP mayor y más fuerte. Extremadura es un poco la extensión de Andalucía y había complementariedad entre ambas cajas.

-¿Es una necesidad ampliar el SIP?
-Una vez que concluya la actual recomposición de las cajas y los bancos, la competencia será mayor, y habrá que tener más dimensión, músculo y armas. Aunque al Banco de España le gusta el SIP con Extremadura, estima que debemos ampliarlo. Estamos abiertos a quienes vengan.

-¿Qué pasó con el proyecto de integrar a una treintena de cajas rurales?
-En su día, hicimos al Banco de España una propuesta de SIP normativo, si bien más light que el SIP fuerte al estilo del labrado con Extremadura, y creemos que no son antagónicos. Si el órgano supervisor diera su visto bueno, no habría problemas, pero pone sobre la mesa ciertas reticencias, exige más integración. Y en estos momentos, pues, el SIP con 31 entidades está en un impasse.

-¿Puede haber integración?
-Con un SIP más fuerte o una fusión plena, y esta última es precisamente la que, opino, el Banco de España preconiza. Pero, de momento, no hemos avanzado más.

-Se habla mucho de la reestructuración actual de las cajas y muy poco de la de las rurales...
-Nuestra situación, afortunadamente, no es la misma. Muchas de las cajas, no todas, están atravesando una coyuntura difícil, de ahí que se estén constituyendo en SIP. Desde mi punto de vista, sin embargo, el resultado final es distinto al que esperaba el Banco de España, puesto que pretendía que transfirieran a la sociedad central o banco de cabecera del SIP toda su operativa y, de alguna forma, se quedaran prácticamente huecas, o sólo para la Obra Social. La mayor parte de los SIP, en cambio, no está respetando este camino, y supongo que el Banco de España no estará feliz dado que, al final, no se está cogiendo el toro por los cuernos.

-¿Qué han hecho las rurales bien que, en cambio, han hecho mal las cajas de ahorros?
-Las rurales creamos en 1990 un banco cooperativo, que aglutina a la mayoría de ellas y del que soy presidente, con una sociedad de seguros, otra informática... Lo hicimos dos décadas antes que las cajas de ahorros. Quizás las cajas rurales aprendimos la lección de los problemas que tuvimos a principios de los ochenta. No hay políticos en nuestros consejos ni se siguen en absoluto directrices políticas. Somos entidades privadas, los préstamos políticos no existen, y, hoy por hoy, el único problema que tenemos es la dimensión, la excesiva atomización.

-¿Más músculo llevaría aparejado abandonar las raíces de las rurales, apegadas al campo y a la agroindustria?
-No. Nuestro sistema, el de cooperativas de crédito, ha dado resultado aquí y, sobre todo, en Europa. En España sólo somos el 5% o el 6% de su sistema financiero, aunque nuestros balances están en mejores condiciones que en el resto de entidades dado que, salvo excepción, no picamos demasiado en el sector inmobiliario. Entre las entidades más importantes de Europa se encuentran los bancos de cooperativas de crédito. Aquí tenemos el Banco Cooperativo, en Francia, el Crédit Agricole, en Holanda, el Rabobank, el Cera Bank en Bélgica, el DG en Alemania,... Las cajas, por su parte, han estado influenciadas por el partido que estuviera en el Gobierno o en las autonomías, y esto ha sido una rémora, una equivocación. Así, los préstamos políticos han dado al traste con algunas entidades, y no hace falta señalar.

-¿Entonces, la politización es el peor mal de las cajas?
-En absoluto digo que un político no esté preparado para ser miembro e incluso presidente de una entidad, pero el político normalmente es nombrado a dedo, y si este dedo le pide financiar un proyecto no rentable... vea usted la lógica. Esto lo combate cada vez más el Banco de España, dado que el directivo ha de deberse tan sólo a su entidad.

-Usted ha sido crítico con el destino que las cajas de ahorros dan a los recursos del FROB...
-Crítico porque fue una competencia desleal. Es lógico que las cajas que tengan problemas acudan al FROB, pero si con los dineros del FROB elevan el precio normal del dinero [en este caso, aumentar el interés de los depósitos], eso es, insisto, competencia desleal. El dinero público debe servir para salvar su situación, no para jugar con ventaja. A nosotros nos interesa que los competidores estén en buena situación financiera, pues ni elevarán ni bajarán artificialmente el precio del dinero.

-Por algo habrá venido la actual guerra del pasivo...
-En efecto, por algo será.

-¿Cómo terminó la Rural del Sur el ejercicio 2010?
-Bien, con unos 22 millones de euros de beneficio. Quiero recordar que en 2008, con autorización del Banco de España, decidimos bajar el resultado un 39%, en 2009 lo hicimos en el 15% y en 2010, un 14%. Estamos engordando el colchón con reservas y blindándonos frente a posibles dificultades que nos pudiéramos encontrar en 2011 y preparándonos para 2012.

-¿Qué tipo de dificultades?
-Por si aparecen tensiones de tesorería, morosidades, etcétera. Estamos bien y tenemos colchón para esas hipotéticas complicaciones. Nuestra ratio de solvencia, con el 16%, dobla el mínimo exigido por el Banco de España, la de cobertura ronda el 90%, y junto con la Rural de Extremadura sumamos la cuarta parte de la tesorería del conjunto de las rurales [se exceptúa Cajamar]

-Las cajas de ahorros están recortando oficinas y plantilla. ¿Es el caso de la Rural del Sur?
-Cuando se fusionaron las rurales de Sevilla y Huelva y nació la Rural del Sur, hicimos una oferta generosa a la plantilla con prejubilaciones a partir de 52 años. Se acogieron primero 260 personas y después otras 90, siendo importante la inversión por nuestra cuenta, y digo inversión porque los 350 trabajadores fueron sustituidos por más de 500. La plantilla se ha rejuvenecido y está más preparada. Después cerramos 18 oficinas por falta de rentabilidad, aunque nadie de sus 60 empleados se ha ido a la calle, se han reubicado.

-¿Cuál es el mayor problema que tienen actualmente las finanzas españolas?
-Nuestra aspiración es la eficiencia y, en las entidades en general, a este objetivo se agrega reducir mora y ladrillo, factores que no afectan a las rurales, salvo excepción. En nuestro caso, tan sólo un 10% del balance está en el sector inmobiliario y, pese a ello, nos ha traído de cabeza... Imagínese usted los dolores que tendrán las cajas que reconocen tener el 20% o hasta el 30%.

-Como financiero andaluz, ¿qué sintió cuando BBK, de origen vasco, se hizo con Cajasur?
-Si solucionaba ese problema, pues bienvenida. Cualquier entidad que esté mal distorsiona el mercado y perjudica a todos, pues el negocio financiero se basa en la confianza. Fue una lástima que tuviera que ser una caja foránea la que se quedara con Cajasur. Yo hubiera preferido, sinceramente, que se gestara en Andalucía una gran caja, pero que ésta fuera rentable, no con solape de oficinas, porque todo eso encarece el crédito y perjudica en general.

-¿Y por qué no una gran caja rural en Andalucía y no una decena de rurales dispersas?
-Yo lo intenté a nivel nacional. En 2005 procuré, desde el Banco Cooperativo, hacer una consolidación de balances como germen de una gran cooperativa de crédito. El 11 de enero de 2005 llevé personalmente al Banco de España el proyecto, que implicaba a la mayoría de las rurales, y tardó año y medio en contestarnos, y dijo no a ese planteamiento. Creo, sinceramente, que se equivocó, y si entonces no hubiera errado, a estas alturas no estaríamos hablando de SIP.

-Hoy por hoy no lo hubiera rechazado...
-No, al contrario, lo alienta.

-¿Estamos ante el inicio de la recuperación económica?
-Ojalá. El Gobierno está adoptando ahora medidas atendiendo a cánones que son normales en la Unión Europea, y eso es lógico. Lo que no era lógico era negar la crisis. Nosotros nos dimos cuenta de que la había en julio de 2006, en agosto de ese año ya adoptamos medidas y eso propició que a estas alturas estemos bien. Hay dos crisis, la financiera y la inmobiliaria. Hasta que los bancos no vendan todos los pisos que tienen en cartera y se genere una demanda, no se volverá a construir. Ningún promotor construirá un bloque de viviendas al lado del de un banco que no la vende a precio de coste, sino por debajo, para hacer tesorería. En los cinco años que dice ahora Zapatero puede estar la respuesta de cuánto tiempo tardaremos en salir de la crisis.

-¿El Gobierno va a salto de mata?
-Hay quienes dicen que el Gobierno acierta cuando rectifica y es verdad. Es bueno rectificar, lo peor que puede hacer es persistir en su error, pero a estas alturas se supone que no se debe errar tanto. Estamos, eso sí, expectantes a lo próximo que haga el Gobierno con el sistema financiero.

-¿A qué se refiere?
-Me da la sensación de que el Gobierno intervendrá en los SIP por los motivos que le he comentado. Poner en orden a los SIP podría también tener implicaciones para las rurales.

-¿La Rural del Sur tiene el grifo del crédito cerrado?
-No. Muchas entidades no dan créditos simplemente porque no tienen tesorería suficiente y las que la tienen los dan a cuentagotas al mirar con lupa las garantías del peticionario, pues precisamente uno de los grandes fallos de años atrás era la alegría del crédito. En general, cabe hablar de un círculo vicioso, pues no hay iniciativa porque no hay financiación, y al revés. Estamos en un impasse.

-Las cajas rurales han estado siempre vinculadas al agro y usted lo ha estado con Asaja y Faeca. ¿Cuál es la situación del campo andaluz actualmente?
-Muy mala. La ganadería nunca ha estado tan mal como ahora. Mi familia ha tenido ovejas durante un siglo, y hace tres años las vendí todas. El vacuno, dentro de sus problemas, se está defendiendo. Pero la situación del porcino ibérico, en cambio, es desastrosa.

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