Juan Manuel Reina y Víctor Ayllón son los dos artífices de Novayre, ubicada en la Tecnoincubadora Marie Curie del PCT Cartuja. / PEPO HERRERA
Nunca es un buen momento para montar una empresa y nunca se está lo suficientemente preparado. Hasta que se da el salto. Víctor Ayllón y Juan Manuel Reina lo hicieron en 2008 aprovechando su saber hacer dentro y fuera de España y una experiencia profesional de más de una década trabajando en grandes compañías para aportar nuevos aires al sector TIC con Novayre, empresa de base tecnológica instalada en el Parque Científico y Tecnológico (PCT) Cartuja. Atesoran numerosos premios de emprendedores y acreditaciones internacionales. Capgemini, Accenture, Indra, Schneider Electric, Everis o Sadiel han confiado en ellos.
¿Qué ofrece Novayre?
Nuestra actividad abarca la consultoría tecnológica, el desarrollo de software, la integración e interoperabilidad y la generación automatizada de software y de los procesos de negocio. Novayre ofrece un software multisectorial de alta complejidad funcional y tecnológica orientado hacia los sectores financiero, de salud, energía y administración pública, para lo que tenemos acuerdos con grandes consultoras. No se trata de encargar una página web, sino de un sistema que se tiene que integrar con su aplicación en un gran entorno.
¿Cómo se traducen esas actividades en herramientas concretas?
El último desarrollo que hemos hecho es una herramienta que se llama Jidoka (un término japonés que significa automatización con un toque humano), que consiste en robotizar la intervención humana, reduciendo los tiempos de operación manual y la tasa de errores, con el consiguiente ahorro de costes, permitiendo aumentar la capacidad de producción en las organizaciones y, por lo tanto, la competitividad. La conectamos a aplicaciones ya existentes para el backoffice de las empresas (trámites administrativos de tareas repetitivas como facturaciones, reclamaciones, lecturas...) Está ahora en fase de comercialización. Jidoka es el ejemplo de cómo convertir un servicio en un producto.
2008 como fecha de nacimiento. Todo un reto...
Cuando empezaba la crisis... La empresa se constituye sin capital financiero. Valoramos la empresa en dos ordenadores y la montamos sin póliza de crédito, pero teníamos lo más importante desde el principio, que eran los clientes, porque conocíamos el sector de trabajar con grandes consultoras.
¿Qué balance hace?
En 2008 éramos cuatro personas. En seis años hemos crecido hasta ser veinte entre plantilla y colaboradores, y hemos alcanzado alianzas con otras empresas. Hemos ido creciendo de forma sostenible, aunque cada año se nota que hay menos actividad y que los márgenes se reducen. Nosotros no hemos tenido nada de subvenciones, cuando llegamos se había acabado la fiesta. Tal vez por eso estemos aquí ahora. En este sector es complicado vivir de los servicios, hay que dar un cambio hacia una estrategia de productos porque es ahí donde está el valor añadido. Con esa reflexión, del cambio de servicios a productos, puedes tener una empresa más pequeña y con un crecimiento escalable. Pero si una empresa de servicios quiere crecer en facturación, tiene que pivotar sobre el incremento de su gasto en personal.
Hábleme de sus productos.
Tenemos desarrollada la primera herramienta low-cost de inteligencia de negocio para el sector turismo que se llama bitRevenue, que sirve para que los hoteles conozcan los precios y la reputación on line de la competencia. Tenemos más de 20 clientes, entre ellos, hoteles como el Bécquer, Inglaterra o Eme, y en otros puntos de España como Cádiz, Córdoba, Madrid, Granada, Logroño... Por otro lado, tenemos una aplicación móvil, Finveris, desarrollada en alianza con la empresa Olset, que permite la firma biométrica de documentos con plena validez jurídica permitiendo también la firma con certificado digital, DNI electrónico, y one time password vía SMS para el sector banca, seguros y gestión de patrimonios.
¿Es posible la colaboración entre tecnológicas andaluzas?
Lo veo complicado. Creo que me cuesta menos trabajo conseguirlo con una empresa de Madrid o Barcelona que con una andaluza. Es un tema de mentalidad y de cultura. Pesa más el «éste es mi cliente, mi contacto» que el win to win (beneficio mutuo), supongo que porque piensan que les roban los clientes.
¿Por dónde pasa el futuro?
Nosotros estamos apostando por el turismo por localización, trabajando con prototipos de Big Data que permite la captura y el cruce y procesamiento de datos rápidamente. Otra línea que genera ahorro de costes a corto y largo plazo y aumenta la productividad es sustituir tareas por software la robotización del servicio. Además, creemos que el financiero sigue siendo un sector donde queda mucha innovación que aportar. La mayor ha sido la banca on line, aunque queda mucho camino por recorrer, sobre todo en herramientas para gestionar el patrimonio y la cartera de inversión.
¿Hay suficiente apoyo público?
Echo de menos más que ayudas a la internacionalización, ayudas para salir a Barcelona o Madrid. Una empresa de servicios pequeña necesita que le ayuden a establecerse, a generar contactos y alianzas con empresas. Igual que existen misiones comerciales a Chile, que las haya también a Madrid o Barcelona porque se da por supuesto que coges un AVE y sabes adónde dirigirte o con quién reunirte. Yo diría que menos internacionalización para las empresas de servicios el 90 por ciento de las andaluzas lo son, porque eso no se puede vender
¿Estado de salud del sector?
Muchas empresas tecnológicas dependían en exceso 80-90 por ciento de sus ingresos de la administración pública y sus retrasos en los pagos han hecho mucho daño. Muchas han cerrado porque no tenían caja, no porque no tuvieran un buen servicio. En Andalucía también faltan productos: el sector está muy basado en servicio y en empresas pequeñas.
¿De dónde le viene el espíritu emprendedor?
Es algo vocacional. Desde pequeño he estado muy vinculado al mundo de la empresa porque mis padres han sido empresarios. Mi problema era que siempre tenía la sensación de no estar nunca preparado. Así que tras formarte y 15 años de experiencia llega el momento en el que decides montarla para hacer algo que conoces bien. Es poner en valor lo que llevas haciendo toda la vida, y hacerlo como quieres.
