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Las enseñanzas del Papa rociero

El obispo de Huelva, José Vilaplana, recupera las palabras de Juan Pablo II en la homilía del año de su beatificación.

el 12 jun 2011 / 20:48 h.

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Los romeros de los 108 hermandades, que se protegen del intenso sol con los sombreros colocados en las varas, siguen la Misa de Pentecostés que ofició el obispo de Huelva, José Vilaplana.

A las puertas de una posible visita de Benedicto XVI -la hermandad Matriz no lo descarta aunque el Vaticano no la ha confirmado-, el obispo de Huelva, José Vilaplana, recordó ayer en su homilía de la Misa de Pentecostés las palabras que Juan Pablo II, recientemente beatificado, dirigió desde el balcón de la Marisma a los rocieros hace 18 años: "Un mensaje profético que, ante la grave crisis económica y moral que sufrimos, cobra más vigencia que, incluso, cuando fue pronunciado", subrayó el prelado.

Bajo un sol de justicia, con 30 grados de temperatura desde el momento del inicio de la eucaristía, a las 10 horas, miles de rocieros celebraron la misa de Pentecostés en el Real del Rocío, ante el monumento de la Coronación de la Virgen. Las cerca de 5.000 sillas que había dispuesto la hermandad Matriz -según el vicepresidente y candidato a la presidencia en las elecciones que se celebrarán el próximo viernes, Juan Ignacio Reales- para las representaciones de las 108 filiales y las distintas asociaciones se quedaron cortas . El público abarrotaba los dos lados del monumento hasta hacer imposible pasar desde el altar hasta el fondo de este templo al aire libre. La única forma de cruzarlo era rodeando la ermita por el lado opuesto, el de la marisma.

Junto a José Vilaplana, oficiaron la eucaristía el obispo emérito de Huelva, Ignacio Noguer Carmona, y el obispo auxiliar de Sevilla, Santiago Gómez Sierra, en la que fue su primera incursión rociera, además del párroco de Almonte y los capellanes de las 108 filiales. Los simpecados conformaban el retablo de este altar, traídos a pie desde las distintas casas de hermandad, al igual que para el Rosario de las Hermandades, que empezó a la medianoche de ayer, antesala del ansiado salto de la reja.

Cantada por el coro de la hermandad del Rocío de Bormujos, la Misa de Pentecostés se prolongó durante dos horas. Los asistentes, entre los que se encontraban el nuevo alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido; el delegado diocesano de Hermandades y Cofradías, Manuel Soria Campos, y los cuatro cargos de la junta superior del Consejo y tres de los delegados de Gloria, reclamaban a su término una carpa o un traslado de este acto central de la romería para evitar el sofocante calor.

Interrumpido en dos ocasiones por el paso de un helicóptero, el obispo de Huelva destacó que "en Pentecostés el Señor cumple con su promesa de enviarnos el Rocío del Espíritu Santo". Y ese envío implica cumplir "la misión del cristiano: dar testimonio de nuestra fe en medio del mundo, a pesar de nuestras debilidades, como los apóstoles".

Y en este punto, el obispo tiró de las palabras de Juan Pablo II, pronunciadas el 14 de junio de 1993, después de haber rezado arrodillado ante la Blanca Paloma: "En las raíces profundas de este fenómeno religioso y cultural, aparecen los valores fundamentales de la Iglesia de Dios, del Amor y de la devoción a la Virgen". Pero entonces, como ahora, "se ha acumulado polvo en el camino que hay que purificar". Vilaplana subrayó: "Y, en estas palabras proféticas, nos advirtió de un riesgo: desligar la celebración de la fe sería traicionar esta manifestación religiosa".

Así, el Papa "enamorado de María, añadió unas palabras que nos marcan un camino seguro: Os invito a todos a hacer de esta devoción una verdadera guía de la vida cristiana: con la escucha de la Palabra de Dios, con la oración permanente y la celebración frecuente de los sacramentos, especialmente de la reconciliación y la eucaristía".

Parece que atendiendo a aquellas palabras, pero con el horizonte puesto en la consecución del reconocimiento de la ermita como santuario internacional, el obispo bendijo hace una semana las capillas de la Reconciliación y Sacramental en el interior del templo, tras haber desplazado el año pasado la sala de las velas a un inmueble contiguo a la casa hermandad de Huévar.

La Matriz confía en que Benedicto XVI conceda este título en la esperada visita para el mes de agosto, al término de la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid. Aunque las palabras de Vilaplana anunciaban un adelanto. Sólo le faltó recordar aquello que dijo el nuevo beato y que todo rociero tiene grabado en el alma: "Que todo el mundo sea rociero". Las imprescindibles sevillanas de Muñoz y Pabón cerraron la misa.

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