Si la Golden Tower, como ellos dicen, fuera de oro de verdad, seguro que más de un cochero se intentaría llevar un pellizquito cada vez que pasara por allí durante la ruta turística. La crisis, que llega hasta el negocio de los coches de caballos. 97 cocheros con sus 97 caballos y sus 97 cuadras (en Torrecuéllar) observan, no sin pesadumbre, cómo cada vez se pasean menos extranjeros por la Sevilla de guía. Se recortan las paradas y el acceso al centro y, por si fuera poco, la lluvia no concede tregua. Lo cuentan ellos mismos, los protagonistas, justo antes de la hora de comer: "Hoy en Cáritas toca cocido y un refresco, que es lunes". El hambre ahora se llama caballo, y Cáritas ayuda a mitigarla.
Quien habla (en la parada del lagarto, junto a la Giralda) es Antonio Llorente, cochero de profesión desde hace más de medio siglo. "Vivimos gracias a la ayuda de la familia, porque los bares de la zona ya no nos fían ni una loncha de mortadela". Lo que nació en Sevilla hace más de 130 años, y en los 60 vivió un auge extraordinario por el boom turístico, sobrevive a duras penas en las nueve paradas de rigor (María Luisa, Plaza de España, Estatua de Bécquer, Banco de España, Torre del Oro, Plaza de Toros, Alcázar, Correos y Giralda).
Con un inglés difícil de entender, hablan los dueños de Canoa, Americano y Pesaíto. "La Golden Tower, The Cathedral, la University...", y así uno tras otro va enumerando Juan García los diferentes monumentos por los que pasean a los extranjeros "internacionales y nacionales, que por aquí vienen muchos catalanes". Sin embargo, cuando de ser despistados se trata, un pekinés no le gana a un español: "Me han llegado a preguntar que cuándo íbamos a llegar al Palacio de Liria, dónde está el Cristo de los Faroles o la Alhambra".
Junto al espécimen de ‘turista despistado', también está el de ‘turista listillo'. Los cocheros en el corrillo que se forma hoy (idéntico al de todos los días, mientras esperan la llegada de clientes) comentan entre risas las formas que tienen algunos de hacer un sinpá (sin pagar). "Muchos me piden que paremos para hacerse una foto en la Plaza de España y después salen corriendo". Ante tal demostración de imaginación, los cocheros han optado por cobrar antes de comenzar el paseo, algo que muchos clientes tachan de desconfianza desmedida.
Pero parece que en los últimos meses las anécdotas escasean porque el flujo de turistas cada es vez es menor. Los cocheros señalan la tarifa fija -y congelada por el momento- de 36´6 euros establecida en el 2007 por el Ayuntamiento como la principal causa de sus penurias. Se les acusa de estar cobrando a los clientes 50 euros por 45 minutos de paseo y la realidad demuestra que en el 85% de los casos, la acusación no es ningún invento.
Manolo León tiene 47 años y hoy va a comer un bocadillo de tortilla hecho por su mujer. Resulta que, aparte de lo poco sano que supone almorzar diariamente en frío, es uno de los pocos que puede decir algo así: aseguran que 9 de cada 10 cocheros está divorciado a causa de "esta esclava profesión". Su día empieza a las 6.30 y termina, con suerte, a las 9. El 95% de los cocheros lo son por tradición familiar: sus padres y abuelos lo eran. "Esto es un oficio de hombres", sólo dos mujeres se atrevieron a serlo.
De utilidad:
Qué: Coches de caballos.
Dónde: Hay paradas en María Luisa, Plaza de España, Estatua de Bécquer, Banco de España, Torre del Oro, Plaza de Toros, Alcázar, Correos y Giralda.
Cuándo: Depende, si no llueve trabajan de 8 a 22.00.
Cuánto: La tarifa oficial es de 36´6 euros por 45 minutos. En Feria asciende a 90 euros.
Polémicas:
Los cocheros se niegan a ponerles pañal a los caballos por higiene y estética. Otra disputa, los uniformes: muchos se resisten.