Local

Las goteras del Infanta Luisa obligan a cambiar de planta a los enfermos

Una veintena de enfermos de la clínica Infanta Luisa tuvieron que ser trasladados de planta el pasado fin de semana a causa de las goteras generadas por la lluvia. Foto: El Correo.

el 15 sep 2009 / 16:01 h.

TAGS:

Una veintena de enfermos de la clínica Infanta Luisa tuvieron que ser trasladados de planta el pasado fin de semana a causa de las goteras generadas por la lluvia. Las obras de ampliación que se desarrollan en la tercera planta aún no están finalizadas y ha sido por allí por donde ha calado el agua.

Según el testimonio de varios familiares de pacientes ingresados en el Infanta Luisa de Triana, los problemas comenzaron el sábado pasado cuando la fuerte lluvia caló por la tercera planta del hospital, ahora en construcción, en la que al parecer aún no se han colocado todos los revestimientos aislantes.

Las goteras empezaron a aparecer en el segundo piso, primero en los pasillos y más tarde en algunas habitaciones, lo que obligó a colocar cubos de plástico y sábanas en el suelo para recoger el agua que caía. El personal de la clínica decidió entonces trasladar a la mitad de los enfermos de esa segunda planta a la otra parte del piso que no se había visto afectada y a la primera planta del bloque.

Como el hospital estaba lleno en esos días, en algunos casos los enfermos tuvieron que compartir espacios "muy reducidos" con los pacientes desplazados, afirman estos familiares. "Algunos pacientes no se querían mover por el incordio del traslado, pero otros nos pedían cuentas y nos decían que iban a poner quejas", lamenta uno de los familiares.

La segunda planta, no obstante, no tuvo que ser cerrada, ya que las tormentas cesaron y los operarios pudieron ponerse el lunes mismo a adecentar la zona. Algunas habitaciones quedaron completamente restablecidas, por lo que la situación se alivió notablemente. "Menos mal, ha sido una suerte que no siguiera lloviendo, porque había muchas operaciones programadas que se hubieran tenido que anular por falta de camas", sostiene el amigo de uno de los enfermos.

Las obras de ampliación del hospital con la tercera nueva planta, visibles desde la calle San Jacinto pues los andamios ocupan toda la fachada del edificio, comenzaron "al menos" hace un año. De hecho, en agosto pasado parte del centro privado tuvo que ser clausurado para poder acometer los trabajos de mayor envergadura. "El problema -añaden algunos sanitarios- es que la demanda de camas es muy alta, los quirófanos están actualmente a tope y la empresa no se decide a cerrar por más tiempo, pese a que es necesario".

Y entienden que es necesario porque los trabajos de mejora causan, según su testimonio, constantes problemas de ruidos. Lo constatan los familiares de enfermos de largo ingreso, que sostienen que los taladros ralentizan la recuperación de los suyos, que en ocasiones los muros vibran y que es "difícil" conciliar el sueño en esas circunstancias. "Si no pueden atendernos, que nos manden a otro centro, pero que no nos tengan en este estado", afirma la esposa de uno de los ingresados.

Ayer la normalidad parecía haber vuelto a los pasillos del Infanta Luisa. Ya no había sábanas mojadas en los rincones -como han recogido los allegados de enfermos con sus teléfonos móviles-, pero sí algunos cubos para las goteras. Los operarios se afanaban en reforzar el firme para que el otoño, la estación de las lluvias, no vuelva a causar molestias similares.

Este periódico intentó ponerse en contacto ayer reiteradamente con la gerencia del centro, pero no fue posible contactar con sus responsables para conocer su versión de lo sucedido.

  • 1