Está en la tradición de Izquierda Unida que actúe contra sus propios intereses. Parecía imposible que superase hazañas anteriores, pero es como Napoleón, esa palabra no está en su vocabulario. Primero eliminan a Concha Caballero, una de las parlamentarias más inteligentes y activas que ha tenido desde siempre la cámara autonómica, y luego convierten en funambulista a Diego Valderas, exiliándolo en Huelva, donde tuvo algunas caídas. De remate, colocan a Sánchez Gordillo, que siendo un personaje histórico, resta votos entre los suyos porque es del pasado, y así, tira más piedras contra su azotea.
