R.V.
Hace una semana, lo que se conocía del crimen de Marta del Castillo poco tenía que ver con lo que ahora se sabe. El que hasta ahora había sido el autor confeso de la muerte de la joven de 17 años se retractaba de su declaración inicial el lunes. No la mató, no la tiraron al río y no discutieron por celos. Entonces culpó a El Cuco, el menor, de una muerte que siempre ha sido la única certeza que se ha tenido en esta historia. El motivo: la violó después de que Miguel mantuviera relaciones con ella. Luego la estranguló y entre ambos se deshicieron del cuerpo, con ayuda de Samuel, en un contenedor y no en el río, del que no quedó palmo en el que buscar a Marta tras un mes de batidas.
Sin embargo, su nuevo testimonio no se sostuvo más que un día. El martes, tras volver a la escena del crimen para una nueva reconstrucción, Miguel se derrumbó y confesó que él también la violó, aportando un relato escalofriante de la última hora de vida de Marta, en el que exculpaba a su amigo Samuel, y que abre un mar de dudas sobre lo que pasó aquella fatídica noche del 24 de enero en el piso de León XIII.
¿Por qué tres versiones? Miguel justifica sus cambios de declaraciones en que al principio tuvo miedo de las consecuencias de sus actos, entre otras cosas por las represalias en prisión y por la elevada condena que le acarrearía. Se decidió a contar la que ahora dice que es la verdad porque dos personas inocentes, según su versión, están en la cárcel: su hermano y su amigo Samuel. No obstante, la Constitución garantiza el derecho a no declarar contra sí mismo e incluso permite mentir.
¿Cuál es la verdad? Es la pregunta a la que los investigadores aún buscan respuesta. Parece que este nuevo relato tiene más verosimilitud, pues no tendría sentido que Miguel se autoinculpase de una violación que no existió, porque es un delito más que sumar a la pena a la que se puede enfrentar. Además, aunque no se haya declarado autor confeso, su relato le implica tanto como si fuera el que ejecutó el supuesto estrangulamiento, pues fue colaborador necesario al sujetar a la joven y al no impedir su muerte. El hecho de que haya aparecido la navaja con la que supuestamente intimidaron a Marta en el lugar que dijo hace más creíble la nueva versión de los hechos. La Policía cree que fue Miguel el que mató a Marta y no el menor. Fuentes del caso afirman que el joven fue contundente en su relato y que incluso cambió su tono de voz.
¿Cómo la mataron? Miguel dice que fue estrangulada con un cable de una alargadera. Los investigadores piensan, en cambio, que la navaja no sólo sirvió para amenazar a Marta, sino también para acuchillarla. Por dos motivos: en la habitación había abundante sangre de la joven y porque no tiene sentido que se deshiciesen de la navaja si no la usaron.
¿Dónde la tiraron? El principal imputado dice ahora que no fue en el río, sino en un contenedor de León XIII. El juez ha ordenado la búsqueda de la joven en el vertedero de Montemarta-Cónica, en donde acaban los residuos de Sevilla, aunque la Policía tiene sus reservas. Dudan de que se deshicieran del cuerpo en una zona tan cercana al lugar del crimen, por eso creen que pudieron usar un vehículo para llevar el cadáver a un contenedor más alejado.
¿Qué pruebas hay? La Policía cuenta con los rastros de sangre de Marta encontrados en la habitación de Miguel, en los que se han hallado ADN de éste y de El Cuco. Además, en la chaqueta de Carcaño también hay sangre de la joven. En los contenedores de León XIII, requisados por la Policía, se han hallado restos de sangre, aunque aún no se sabe si pertenecen a Marta.
¿Quién estaba en el piso? Miguel mantiene que su hermano Javier, también detenido, no estaba en el piso en el momento del crimen. Aunque en un principio dijo que Samuel acudió a León XIII para ayudarles con el cadáver, ahora dice que no estuvo allí y que nunca le confesó lo ocurrido. El Cuco, que antes implicaba tanto a Javier como a Samuel, ahora asegura que él no estaba allí y que, por tanto, no sabe nada del crimen.
¿Qué ocurre con el rastreo? La primera versión de Miguel obligó a buscar en el río con un operativo sin precedentes durante un mes. El delegado del Gobierno en Andalucía, Juan José López Garzón, ha solicitado un informe con el coste para reclamarlo en el juicio. Ahora, ha habido que abordar un nuevo dispositivo de rastreo en el vertedero hasta hallar a Marta o agotar las posibilidades.