El Ayuntamiento de Sevilla tendrá que rescatar la concesión de casi 4.000 plazas de aparcamiento subterráneo para residentes en distintos barrios de la ciudad ante la imposibilidad de que la empresa adjudicataria pueda construirlas debido a la crisis económica. La empresa Azagra, que había ofertado al concurso en unión temporal con otras empresas, lleva más de un año sin iniciar las obras de grandes parkings como los de la Plaza Rafael Salgado en Bami, el solar junto a los jardines del Valle o la barriada de Rochelambert. En principio, el asunto no debiera trascender más allá de la enconada situación de crisis que está haciendo que muchas constructoras suspendan pagos ante la magnitud de la crisis financiera, reflejada con especial virulencia en el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Hace bien el ayuntamiento en rescatar la concesión e intentar agilizar los trámites para adjudicar de nuevo las obras. El verdadero problema, sin embargo, estriba en la falta de credibilidad que el consistorio ha ido acumulando desde que anunciara en 2004 su plan de estacionamientos, que debían estar acabados en el anterior mandato. Los sevillanos han visto cómo una y otra vez, los aparcamientos prometidos se iban retrasando sin motivo aparente, dando al traste con las expectativas de miles de personas que sufren en sus barrios problemas serios de aparcamiento. Ante la actual coyuntura, se da la circunstancia de que en Bami, la Plaza Rafael Salgado lleva un año vallada sin que hayan comenzado las obras. No hay aparcamiento, pero tampoco la zona verde y los bancos de los que disfrutaban los vecinos. En El Valle, muchos están reclamando la devolución del dinero ante los continuos problemas. El ayuntamiento debe actuar con diligencia y transparencia si quiere que el problema de los parking no se agrave más de lo que está. Lo ocurrido hasta el momento, no dice mucho de la eficacia exigible a los gestores públicos.
