El Museo de Bellas Artes nunca esperó contar entre sus paredes con la más granada colección de El Greco (1540-1614) existente en el mundo. Una remodelación del museo toledano del pintor han hecho posible el traslado a Sevilla de 24 de sus más valiosos lienzos.
Ni siquiera durante los bombardeos de la Guerra Civil los cuadros de El Greco conocieron otro techo que no fuera el de los sombríos almacenes de su museo en Toledo. El incalculable valor de sus obras y su delicado estado de conservación siempre han desaconsejado cualquier movimiento más allá de puntuales prestamos. Por ello, la ocasión de ver reunida toda la obra en propiedad del centro castellano -a excepción de dos piezas- fue calificada ayer de "excepcional oportunidad" por la consejera de Cultura, Rosa Torres.
Inaugurada por el presidente de la Junta, Manuel Chaves, la muestra se centra en el redescubrimiento que de la pintura del artista cretense se produjo a principios del siglo XX y retrata la ciudad de Toledo en la misma época (1900) de la creación del museo. La comisaria de la exposición, Ana Carmen Lavín, destacó, entre todas las obras reunidas, trabajos como Las lágrimas de San Pedro, Santa Faz, una Sagrada Familia, que calificó de "maravillosa e inquietante", y el Tríptico de San Nicolás de Bari, que recuerda a los iconos bizantinos y es una de las obras predilectas de la Reina Sofía.
La responsable de la muestra también destacó el Apostolado completo, una serie de trece lienzos, con el de Jesús, que, según la consejera Rosa Torres supone "todo un tratado de los gestos y las miradas", mientras que Lavín subrayó "la excepcionalidad de que se vea el conjunto completo", algo que jamás había sucedido.
Junto con las obras de El Greco también se exhiban otras piezas directamente relacionadas con él como un retrato suyo a cargo de Sorolla y una colección de imágenes de Toledo a comienzos del siglo XX.
Para Lavín todo el conjunto de la muestra "sirve además para conocer a personajes como el Marqués de la Vega Inclán, quien a finales del siglo XIX adquirió y mandó restaurar todas estas obras y abrió el Museo del Greco en 1910". A él se le debe la recuperación de un genial artista "tachado durante toda su vida de alucinado y deforme".
