Local

Las otras X de la prostitución

La segunda fase de la campaña contra la prostitución que el Ayuntamiento acaba de iniciar propone poner una cruz a los proxenetas, con grandes carteles en los centros cívicos y el reparto de octavillas que exigen que no se sea tolerante con esa forma de violencia hacia la mujer. En los carteles, una enorme cruz sobre la palabra "proxenetas" está surcada por sinónimos de esta palabra, del más suave hasta el contundente "cabrón" utilizado en América.

el 16 sep 2009 / 02:47 h.

TAGS:

La segunda fase de la campaña contra la prostitución que el Ayuntamiento acaba de iniciar propone poner una cruz a los proxenetas, con grandes carteles en los centros cívicos y el reparto de octavillas que exigen que no se sea tolerante con esa forma de violencia hacia la mujer. En los carteles, una enorme cruz sobre la palabra "proxenetas" está surcada por sinónimos de esta palabra, del más suave hasta el contundente "cabrón" utilizado en América.

El cartel del centro cívico Las Sirenas, en la Alameda, se divisa perfectamente desde la plaza de la Mata, que está enfrente. Es lo único que les ha llegado del plan de erradicación de la prostitución a Amparo y Reyes, prostitutas transexuales que afirman tajantes que en la Alameda "no hay proxenetas desde hace muchos años. Aquí está la que quiere y como quiere". Amparo, sevillana de 45 años, lleva 15 trabajando en la zona y conoció tiempos peores. Reyes, gaditana de 31, llegó hace tres y afirma no haber visto chulos ni de lejos. Las dos trabajan en casa de Madame Débora, que se presenta ella misma: sevillana "de la Macarena", lleva 30 de sus 71 años como regente de una casa de citas, y llegó a tener a una treintena de chicas. Hoy sólo a ellas dos.

Las dos mujeres ejercen a pleno día en estos tiempos en que su presencia ha bajado tanto en número como en la intensidad de sus reclamos. Hace una década podría haber "70 casas" de prostitución en la Alameda, donde siempre han trabajado transexuales, pero quedan "cuatro o cinco". Y si entonces se pregonaban a gritos, como ocurre en zonas con otro tipo de prostitución como Nervión, hoy apenas miran a los conductores que frenan al pasar a su lado. Si no las llaman, ni se acercan.

"Nos llevamos bien con los vecinos porque todos nos respetamos. A ellos no les gusta que armemos escándalo, que vayamos diciendo a gritos qué servicios se hacen o cuánto se cobra", dice Madame Débora, que asegura que la prostitución no sufre crisis: "Esto nunca se va a acabar porque siempre hay gente que necesita sexo, y aquí lo tiene".

El plan de erradicación de la prostitución se plantea desde la libertad, pero su objetivo es darle a estas chicas la opción de hacer otra cosa. La campaña de concienciación -precedida de otra más polémica, que interpelaba al cliente con la frase ¿Tan poco vales que tienes que pagar?- es el principio de un proyecto global aún en estudio, que pretende cubrir necesidades básicas de las prostitutas como las sanitarias, pero sobre todo "incordiar al máximo" al cliente y al proxeneta para que las dejen ir, explican fuentes municipales. Antes será necesario incluirlas en programas de formación, cursos, terapias y todo lo que precisen para coger otro camino. Pero en esas casillas el Consistorio aún no ha puesto la correspondiente cruz.

Amparo y Reyes aseguran que, de poder, trabajarían en otra cosa. Han hecho cursos de geriatría y asistencia a domicilio en la asociación Mujeres Progresistas y han presentado sus currículos, pero no las llaman.

Peor lo tienen las mujeres que trabajan en Nervión o Sevilla Este, la mayoría extranjeras y a veces en manos de redes de trata de blancas. En Nervión siguen interpelando a voces a todo el que pasa, para enfado de los vecinos. En Sevilla Este fue precisamente la presión vecinal la que hizo decaer el número de meretrices que ejercen, cada vez más escondidas; lo que como recuerdan las asociaciones que trabajan con ellas implica también más desprotección.

Una de las cruces más polémicas que el plan integral planea es la de presionar con multas a los clientes. El Consistorio asegura que se hará, pese a la polémica que suscitó en su día, pero no están definidas las cuantías ya que dependerán de los casos.

En Granada, donde el borrador de la nueva ordenanza de prostitución está a punto de ser llevado a Pleno, se prevén multas de 1.500 a 3.000 euros para cualquiera que practique el sexo en la calle o lo ofrezca a menos de 200 metros de una vivienda, zona comercial o industrial. Y eso incluirá a los proxenetas si median en el trato, explica el concejal de Participación y Protección Ciudadana, Eduardo Moral (PP). La prohibición será genérica para toda la ciudad, pero las que ejerzan a más de 200 metros de zonas habitadas tendrán -si se aprueba el borrador- sanciones de un máximo de 300 euros: se pretende así censarlas para derivarlas luego a las ayudas previstas. El dinero de las multas se reinvertirá íntegro en los programas sociales, de reorientación laboral o las ayudas que prevé la ordenanza, explica Moral.

El plan sevillano está aún por desarrollar, pero la idea es similar: tras diseñar el colchón sociolaboral que les permita coger otro camino, comenzar a aplicar sanciones a quienes usan y abusan de los servicios de estas mujeres -nunca a ellas, repiten en ambos consistorios-. En Sevilla se han previsto multas incluso a los clubes de alterne que se anuncien en la vía pública. El área de la Mujer cree que tendrá el plan listo muy pronto, y entonces pasará de los mensajes a los hechos.

  • 1