Unas 1.700 ovejas pertenecientes a dos pastores de la Sierra Sur están participando en un proyecto experimental de desarrollo sostenible por el que son ellas las que limpian los cortafuegos, comiéndose los pastos, en los lugares donde no pueden llegar las máquinas.
"Ha llovido mucho en primavera y todavía queda mucho pasto porque las ovejas no dan abasto", afirma sonriente Sebastián Camacho, un ganadero de Coripe propietario de unas 400 ovejas que este año colaboran por primera vez en la labor de control de incendios de la Consejería de Medio Ambiente que lleva a cabo el plan Infoca.
Los cortafuegos grandes los siguen haciendo máquinas y es en las áreas donde no pueden llegar éstas en las que entra el rebaño. "Yo las tengo siempre sueltas porque las fincas están cercadas, el problema es que no les gusta todo el pasto, hay mucho forraje y mucho espino y eso no les gusta a las ovejas", relata este ganadero.
Tiene su ganado en dos fincas públicas pertenecientes a Medio Ambiente y es en éstas en las que están haciendo los cortafuegos. Justo al otro lado de la montaña, en Puerto Serrano (Cádiz), es Manuel Martell el ganadero cuyas ovejas -esta vez unas 1.300- limpian de pastos esta sierra.
La vida en el campo es muy dura: "24 horas, 365 días al año". Pese a estar sueltas, este pastor cuenta: "Vengo cada día, ahora a partir de las ocho de la tarde que hace menos calor, para controlar que están bien, que no están heridas y para que nunca les falte agua, y también por la noche si hace falta". Destaca que sólo las recoge "cuando van a tener crías para que los bichos no se los coman". Los "bichos" son fundamentalmente zorros, "porque no tienen otra cosa que comer en el monte, mientras que antes cazaban conejos".
La vida dura del campo no sólo se debe al horario. Con la venta de las crías no se mantienen. "Si no hubiera subvenciones, no habría ganado", señala Juan Antonio Menchaca, responsable de la empresa de gestión medioambiental de la Junta de Andalucía (Egmasa). Este pastor vende "los borreguitos para carne" cuando tienen unos dos meses y para madres: "Dejo unos 40 ó 50 hembras de las que nacen en febrero para reemplazar a las que se mueren y sustituir a las mayores".
Pero el precio de venta este año ha caído bastante. "Yo he llegado a vender los borregos por más de 50 euros y éste me los están comprando a 30, y es el año que los he vendido más barato", se lamenta. Paga un alquiler por tener su ganado en las dos fincas públicas y, al menos, si las ovejas limpian los cortafuegos le darán "un ayudita".
Futuro . La iniciativa de ocupar a las ovejas en la realización de cortafuegos no es algo extraño en el monte. "Donde hay ovejas no hay pastos, no hay combustible ni incendios", asevera el responsable de Egmasa, quien resalta que "no hacen daño al monte como sí ocurre con las cabras y las vacas, y además hay abono natural". Otra cosa importante es que el pastor que está en el monte "avisa si surge cualquier incidencia".
Éste es el verdadero problema. Encontrar a quienes vengan a sustituir a los pastores de hoy que ya son todos mayores. Este de Coripe tiene 70 años y creció en el campo. Sus tres hijos "lo que quieren es que lo deje". Y agrega: "Ellos no quieren estas labores del campo que son muy duras". Por ello, el pastor confía en vender el próximo año su rebaño y retirarse, aunque su trabajo no le pesa.
"Se están retirando los pocos que hay y para que haya ganaderos habrá que buscar algunos incentivos", cuenta el responsable de Egmasa, al tiempo que reconoce que sólo en los montes de la Sierra Sur habría trabajo para 5.000 ovejas. Medio Ambiente tiene aquí seis fincas de considerable tamaño -El Jerre, Zamarra 1 y 2, La Alberquilla, Venta de Curra y El Fresno- y algunas de titularidad pública desde hace más de 40 años.
El objetivo de estos montes es "hacer de ellos un parque natural, como ocurrió con los Alcornocales en Cádiz, con control, y para que todo el mundo pueda disfrutar de ellos", según apostilla. Eso es lo que hizo la consejería en Almadén de la Plata con las fincas Las Navas-Berrocal, enclavadas dentro del Parque Natural de la Sierra Norte. En los últimos años se ha creado allí una red de senderos, miradores y áreas recreativas que permiten a los visitantes contemplar espectáculos como la berrea de los ciervos a finales de verano.
Medio Ambiente también tiene fincas consorciadas con consistorios para la repoblación, mantenimiento, poda y aprovechamiento de la madera. En todas ellas, y si este proyecto experimental da buen resultado, como se espera, comenzarán a operar los próximos años ovejas al servicio del Infoca para el control de incendios forestales.