Las palmas echaron humo ayer en la puerta de la pequeña capilla de San Andrés durante la salida de la Hermandad de los Panaderos. Hasta la Cruz de Guía fue ovacionada cuando apareció y se plantó en la puerta del templo para comenzar su camino hacia la Catedral sevillana. Y es que algunos esperaron más de tres horas -con sillita plegable, eso sí- para no perder detalles de uno de los grandes pasos de misterio del Miércoles Santo. La hermandad estrenó ayer itinerario, y en lugar de buscar la Plaza del Duque por Javier Lasso de la Vega continuó por la plaza de San Andrés -abarrotadísima también de público- y a la vuelta no pasó de nuevo por Campana sino que enfiló Orfila directamente desde la calle Cuna.
La salida de los pasos siempre es complicada. La calle Orfila es tan estrecha y el misterio del Prendimiento tan grande, en todos los sentidos posibles, que las maniguetas delanteras casi rozan la fachada opuesta durante la salida. La labor del capataz y sus auxiliares es de auténtico tiralíneas pero el famoso olivo logró, un año más, atravesar la puerta y provocó tanta emoción en el público que hasta la figura de Judas Iscariote parecía que no daba crédito a lo que había ocurrido. Las cornetas de Las Cigarreras arrancan a soplar. La gente vibra. Los Panaderos está en la calle y la Virgen de Regla.
La Dolorosa, que será coronada canónicamente el próximo 26 de septiembre, volvió a salir con la bambalinas y el techo de palio que realizara el gran Rodríguez Ojeda. Ya falta un día menos para volver a verla paseándose por las calles.
