Cofradías

Las primera horas sin Él

Los devotos del Gran Poder añoran la presencia del Nazareno, retirado del culto hasta el viernes.

el 10 sep 2012 / 15:51 h.

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"El caso es que lo había leído en la prensa, pero...". Carlos y Chari, un matrimonio de jubilados vecinos de Castilleja de Cuesta, pertenecen a esa inmensa marea de devotos que esta mañana se ha visto sorprendida por la programada ausencia del Señor en su camarín. En su lugar, sobre una peana de plata, la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso recibía desde la hornacina central del altar ese habitual trasiego de fieles que cada día franquea el umbral de la Basílica para buscar la mirada del Nazareno y besar su talón. Como cada 10 de septiembre desde que se casaran hace 40 años ante sus plantas, Carlos y Chari acudían a la Basílica con una docena de claveles rojos entre sus manos. "Nos casamos a las 10 de la mañana y todos los aniversarios de boda venimos a darle las gracias. Esta vez nos hubiera gustado traerle 40 claveles pero, hijo, la cosa no está para tirar cohetes. Él se contenta, de todos modos, con que le traigamos una flor", apostilla Chari, que relata con orgullo cómo los grandes hitos de la biografía de su marido siempre han estado unidos a la presencia del que por unos días estará ausente de su altar. "Mi marido se bautizó e hizo la primera comunión ante Él en San Lorenzo. Luego vendría nuestra boda, ya en la Basílica, y el pasado 1 de septiembre se cumplieron justamente 39 años del último bautizo que se celebró aquí, el de nuestro hijo Carlos. Nosotros es que somos mu del Gran Poder", relata la feliz casada mientas coloca las flores en unas gradas próximas a la capilla sacramental.

Como ella, decenas de devotos, sevillanos y visitantes, se han dado de bruces esta mañana con la falta del Nazareno, alejado cuatro días de los rezos y oraciones de sus fieles para ser sometido a una intervención para la mejora del sistema de articulación de sus brazos. Es el caso de Paquita, zaragozana, a la que le hacía "ilusión" entregar un ramo de claveles al Señor en su última día de estancia en Sevilla antes de partir de nuevo a tierras mañas.

Miguel Martín, el capiller del Gran Poder, no ha parado en toda la mañana de dar explicaciones. "Ya te puedes imaginar la primera impresión de los fieles cuando abrimos esta mañana. ¿Dónde está el Señor?, preguntan. A todos les respondo lo mismo: el viernes le vais a ver de nuevo cerquita". Muy cerquita de donde Miguel saca brillo a un juego de ciriales, en el tesoro litúrgico, permanece el Señor desde la noche del pasado domingo, estancia a la que fue trasladado en una concurrida ceremonia a puerta cerrada de la que participaron numerosos hermanos del Gran Poder, así como el presidente del Consejo, Adolfo Arenas. Tras recorrer el pasillo central de la Basílica sobre una plataforma con ruedas, una vez descendido de su altar, la encorvada imagen del Nazareno se perdió por la pequeña puerta ubicada en el atrio, donde los fieles quisieron despedirle con un improvisado besamanos. Desde entonces y hasta que el viernes vuelva a presidir la Basílica, el restaurador Pedro Manzano se encarga de sus cuidados. 

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