Después de que el pasado lunes el ministro de Finanzas griego, Yorgos Papaconstantínu, advirtiera de que si Grecia no recibe un quinto tramo de ayuda externa por valor de 12.000 millones de euros en junio -procedente del FMI y de la UE-, el país declarará la bancarrota, España vuelve a estar en el punto de mira de los mercados internacionales.
Así, aunque Moody's aseguró ayer que el impago de la deuda helena puede arrastrar al bono basura a Portugal e Irlanda y no a España , no rechazó que pueda bajar la calificación de este último en los próximos meses.
"Moody's distingue entre los emisores soberanos más débiles de la Zona Euro, Irlanda y Portugal, y aquellos, como España, que son, en consecuencia con su calificación, menos frágiles", indicó el director de crédito para la región EMEA de Moodys', Alastair Wilson. Así, consideró que, en el caso de producirse el impago de Grecia, los emisores más débiles "podrían enfrentarse a rebajas de calificación de varios escalones que podrían dejarles fuera del grado de inversión", ya que un default (impago de deuda) causaría mayor incertidumbre sobre el apoyo del que dispondrían.
En el caso de los países considerados menos frágiles, como España, el impago de Grecia "añadiría presión sobre la nota, pero sólo conllevaría alguna rebaja de la misma si los trastornos del mercado y los mayores costes de financiación fueran severos y persistentes", añadió.
A este respecto, Wilson explicó que el principal canal de contagio para estos emisores "menos frágiles" sería a través del aumento de la aversión al riesgo y de los trastornos en los mercados, lo que implicaría mayores costes de financiación que podrían dañar la solvencia.
Ante este escenario, a España no le queda otra que afrontar las reformas que tiene pendientes en los próximos meses, una de las más urgentes, la de la negociación colectiva . De hecho, se supone que ésta debe avanzar una vez superados los comicios del 22-M, aunque los secretarios generales de CCOO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, y el presidente de la CEOE, Juan Rosell, concluyeron la reunión convocada ayer con el compromiso de seguir discutiendo sobre la reforma de la negociación colectiva, pero sin fijarse un plazo máximo para culminar el acuerdo, informaron fuentes sindicales. Eso sí, patronal y sindicatos decidieron dar una muestra gráfica de su acercamiento con una foto en la que los negociadores aparecen sonrientes.
El objetivo de la reunión era tratar de clarificar en qué punto se encuentra la reforma y escuchar de boca de Rosell la postura mantenida por el comité ejecutivo de la patronal el 18 de mayo, después de que trascendiera un mayoritario rechazo de los empresarios a los avances en la negociación.
