Sevilla es una ciudad singular por muchos motivos, entre ellos por la gran acumulación de áreas industriales que posee en pleno corazón del área metropolitana y que dotan a sus barrios de un valor especial que viene dado por la convivencia entre los vecinos y las empresas. En el seno del Distrito San Pablo-Santa Justa son tres los espacios industriales que se insertan entre sus barriadas. Dos de ellos, los polígonos industriales Pagusa y Promisa, de menor tamaño y otro, el Carretera Amarilla, uno de los mayores centros empresariales de la ciudad.
Su importancia no sólo radica en el número de empresas instaladas en sus naves -unas 400- sino en la destacada inversión municipal que por medio de la empresa pública Sevilla Global se ha llevado a cabo en sus calles y que constituye una apuesta de futuro para el polígono. Así, en la última década se han invertido algo más de 60.000 euros, financiados por la Gerencia de Urbanismo y Emasesa, llamados a revertir en mejoras urbanísticas y de infraestructuras en el conjunto del Carretera Amarilla. Gracias a este aporte económico se han asfaltado la gran parte de sus pavimentos y se ha actuado para mejorar el drenaje del agua de la lluvia que generaba grandes inundaciones en las naves cuando la ciudad soportaba un temporal de varios días.
En estos años más de una decena de calles se han beneficiado de unos trabajos que fueron solicitados por los propios empresarios. Con estos cambios el espacio se ha vuelto aún más atractivo para la llegada de nuevos modelos de empresa como el centro de trabajo que Emasesa inauguró en 2009 en el polígono. En su interior trabajan más de 300 empleados encargados de la conservación y mejora de las redes de abastecimiento y saneamiento, así como del servicio de avisos urgente, operativo durante todos los días del año. En él disponen de un amplio aparcamiento para su parque móvil y de una cubierta solar fotovoltaica que permite el autoabastecimiento de estas instalaciones.
Pero la oferta comercial del Distrito San Pablo-Santa Justa no sólo se queda en estas grandes áreas industriales. En sus barriadas tiene un peso muy relevante la presencia del pequeño comercio, instalado en muchas ocasiones en algunas áreas comerciales y en otras como resultado de la apuesta personal de los vecinos por crear su propio empleo. Las calles del distrito son una muestra de la expansión de este tipo de comercios. Así, vías como Sinaí y El Greco, en el corazón del barrio del Polígono de San Pablo, son conocidas en la ciudad por su gran concentración de pequeñas empresas y locales de restauración. En cuanto a su instalación en áreas comerciales de las barriadas, San Pablo es también un ejemplo para el distrito en la Plaza de la Toná y la Avenida de Pedro Romero, espacios donde se instalan dos centros comerciales abiertos donde los vecinos pueden realizar sus compras habituales a minoristas.
Junto a esta oferta, utilizada fundamentalmente por los vecinos del distrito, San Pablo-Santa Justa dispone de uno de los centros comerciales de mayor tradición en la ciudad. Ubicado en la confluencia de la Avenida de Andalucía con la Ronda del Tamarguillo, el Centro Comercial Los Arcos fue una de las primeras grandes superficies en abrir sus puertas en Sevilla. Su situación estratégica unida a las buenas conexiones existentes, tanto por medio del transporte público como a través de los vehículos privados, lo convierten en uno de los espacios más populares de la ciudad a la hora de ir de tiendas o como zona de ocio y tiempo libre. A su gran aceptación por parte de la ciudadanía ha contribuido la instalación en sus locales de grandes firmas de ropa, complementos y otros productos de alta demanda social, así como las salas de cine situadas en la planta superior del edificio.