Las tortugas acuáticas o galápagos son frecuentemente portadoras de salmonela, una bacteria que se aloja en el tracto digestivo de estos animales y que puede ser transmitida a los humanos con el peligro de que éstos contraigan la salmonelosis. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas advierte de que estas especies, cuando son abandonadas, pueden desplazar de su hábitat a los galápagos autóctonos.