Policías saliendo del domicilio de la familia de Alcalá. / J.M.Paisano (Atese) La investigación por el fallecimiento de tres miembros de una misma familia en Alcalá de Guadaíra por una posible intoxicación alimentaria apunta a que estas personas pudiesen haber ingerido una sustancia tóxica de origen químico que fue la que les provocó la muerte. No obstante, fuentes cercanas al caso pidieron ayer prudencia e indicaron que se debe esperar a los resultados de la autopsia de los fallecidos, para concretar qué es lo que pudo matar de forma tan rápida a la niña de 14 años y a sus padres de 50 y 61 años. La otra hija, de 13 años, que fue trasladada al Hospital Virgen del Rocío con nauseas y vómitos, evoluciona favorablemente. El sábado, nada más conocerse el trágico suceso, en la barriada de Rabesa, donde vivía esta familia, se disparó todo tipo de rumores. Algunos vecinos apuntaron a que la ingesta de un pescado en adobo en mal estado que habían cenado la noche anterior pudo ser la culpable de este trágico desenlace. Lo cierto es que de momento el caso está bajo secreto de sumario y que las pocas informaciones que salen a la luz pública son con cuentagotas. Sin embargo, ayer se dejó entrever a que el posible origen de este suceso pudieron ser sustancias tóxicas de origen químico que contaminaron la comida que consumieron. Para determinar el motivo de este envenenamiento, tanto agentes de la Policía Nacional como el equipo de Salud Pública de la Delegación Territorial de Igualdad, Salud y Políticas Sociales realizaron el sábado una encuesta epidemiológica y tomaron muestras de los alimentos que había en la vivienda. Fuentes cercanas a la investigación señalaron que en el interior de la casa de esta familia encontraron un jamón, un queso sin abrir y otros alimentos que se estaban aparentemente en condiciones óptimas para su consumo y bien etiquetados. Un dato más que revelador puesto que algunos vecinos de los infortunados declaran que esta familia recibía productos caducados para alimentarse, ya que estaban atravesando por unas circunstancias económicas muy difíciles, que obligaron al cabeza de familia a solicitar en el mes de octubre el salario social. A pesar de estas estrecheces que sufrían, el Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra informó de que no eran personas que frecuentasen los servicios sociales municipales. Por otra parte, desde la Consejería de Salud se afirmó con rotundidad que en la atención que se prestó a esta familia no se había producido ningún tipo de negligencia. Fueron atendidos adecuadamente, siguiendo los protocolos establecidos para estos casos, remarcaron las mismas fuentes. En la madrugada del sábado al domingo el centro coordinador de urgencias y emergencias sanitarias recibió a las 2.55 una llamada, en la que se solicitaba asistencia por un cuadro de náuseas y vómitos en una niña de 14 años. Hasta allí, según la misma versión, se acercó un equipo móvil del dispositivo de cuidados críticos de urgencias de Alcalá de Guadaíra, compuesto por un médico, un enfermero y un conductor, que atendieron a la menor, a la que suministraron Urbason. Antes de abandonar la casa indicaron a los padres, que en ese momento no presentaban ningún síntoma, que vigilasen a la niña y que si empeoraba su estado de salud, que les volviesen a llamar. Posteriormente, a las 9.09 horas, recibieron otro aviso de la misma casa, en ese caso por el padre, pero cuando se personaron en la vivienda se encontraron a toda la familia con vómitos y náuseas, y al acudir a la habitación de la niña de 14 años para ver cuál era su evolución es cuando la hallaron en parada cardiorrespiratoria, sin que pudiesen hacer nada por salvar si vida. Ante esta situación, a la menor de 13 años se la trasladó al Virgen del Rocío, y a los padres a Valme, donde fallecieron el sábado por la tarde.