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Cofradías

Las últimas notas de esta Semana Santa

"Es un orgullo acompañar a la Virgen de la Aurora cada año. Lloro al verla y aún no se por qué".

el 01 abr 2010 / 18:47 h.

Rocío González Macías, junto a la Virgen de la Aurora.

Acompañada por su inseparable flauta travesera, Rocío González espera junto al palio de la Virgen de la Aurora. Su mirada se paraliza cuando contempla la imagen que anuncia la Resurrección, y en su mente renacen los recuerdos de esa madrugada en que acompaña a la Virgen por las calles de una ciudad por entonces solitaria. Las notas de su flauta son las últimas que resuenan a la salida de un templo, que saben a gloria por la Carrera Oficial, que se funden con las lágrimas en la entrada de una cofradía: ella es el último músico de la Semana Santa de Sevilla.

"Es un orgullo para mí acompañar a la Virgen de la Aurora. Lloro y no se por qué, se unen los sentimientos de toda una semana y el hecho de ir junto a Ella toda la noche". Es este el recuerdo que Rocío guarda como un tesoro en su corazón, es el renacer del instante en que todo cobra sentido y su flauta acompaña las últimas notas musicales de una nueva Semana Santa. Para ella, el Domingo de Resurrección es la jornada más especial de todas, y eso que junto a su banda de las Cigarreras toca todos los días de la semana, "porque tenemos un pellizco con esta hermandad que solo ocurre en Santa Marina".

Rocío no es hermana de la Resurrección pero asegura que tampoco lo necesita para estar "enamorada" de la Virgen de la Aurora y de su rostro, ese que sólo contempla a la entrada de la cofradía cuando el palio se vuelve hacia la banda. "Es un sentimiento difícil de explicar. Se acaba todo, te acuerdas de los que no están, de que no habrá más hasta dentro de un año". Mientras recuerda ese instante y en su mente resuena la melodía de la marcha Amarguras, con la que se cierra la Semana Santa, los ojos de Rocío se llenan de lágrimas que brotan de su devoción a la Aurora. "La Semana Santa existe por que Cristo resucitó y eso es lo que nos dice la Virgen cuando nos mira antes de entrar en Santa Marina", asegura. "En ese momento, todo cobra sentido y la banda deja a un lado el cansancio de toda la semana para darlo todo por la hermandad".

Cuando este año el sol vuelva a dorar la piedra mudéjar de Santa Marina, Rocío intentará que la emoción le permita interpretar las últimas notas de Amarguras. Tras ella sólo queda el recuerdo de lo vivido y el anhelo de que siempre existirá la Aurora de una nueva Semana Santa.

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