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Las universidades reclaman mantener una prueba común para acceder al grado

El ministerio de José Ignacio Wert traslada a los rectores el borrador de acceso en el que aboga en el que cada universidad fijará los criterios. Los rectores andaluces trasladan a la Consejería de Innovación la necesidad de mantener el distrito único de preinscripción.

el 12 mar 2014 / 23:35 h.

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El rector Antonio Ramírez de Arellano hizo ayer balance de sus dos años de mandato en la Universidad de Sevilla. El rector Antonio Ramírez de Arellano hizo ayer balance de sus dos años de mandato en la Universidad de Sevilla. Las universidades ya disponen de la propuesta (en formato de Real Decreto) del Ministerio de Educación en la que se fijan cuáles serán los criterios para entrar en una carrera. El borrador del texto, al que ha tenido acceso este periódico, fija que, en un plazo máximo de dos cursos (para 2017/2018), desaparece la Prueba de Acceso a la Universidad (conocida como PAU) y que «son las universidades las que determinan, con distintos criterios de valoración, la admisión a estas enseñanzas». Aunque durante las 22 páginas de las que consta la propuesta se menciona en varias ocasiones la necesidad de que los criterios garanticen «la admisión en condiciones de igualdad», la aplicación de lo dispuesto en la nueva regulación supondrá en la práctica que cada universidad pueda fijar como criterio de admisión una entrevista personal, por ejemplo, o que diseñe pruebas específicas. El rector de la Universidad de Sevilla, Antonio Ramírez de Arellano, volvió ayer a ser el primero en alzar la voz contra el ministerio de José Ignacio Wert. «El derecho es el del ciudadano a elegir la carrera a la que, por méritos, sea capaz de acceder, no el de las universidades a elegir alumnos», se lamentó Ramírez de Arellano, que, llevando el caso al extremo, se preguntó: «Somos un servicio público, como los hospitales. ¿Podría un hospital decidir a quién atiende o a quién no?». ¿Cuál es el sistema actual de entrada a la universidad andaluza para los cerca de 50.000 estudiantes que entran en primero de grado anualmente? Hay una prueba de acceso (antigua selectividad) que consta de un examen general por el que se pueden obtener 10 puntos como máximo, y otro específico, con 4 puntos de tope, en el que puntúan más aquellas asignaturas relacionadas directamente con las carreras por las que opte el estudiante. La propuesta del ministerio supone la eliminación en el curso 2017/2018 de estas dos pruebas. La primera se sustituye por un examen final en el Bachillerato (recogido en la Lomce); la segunda se suprime del todo y serán las universidades las que elijan los criterios de acceso. «Volveríamos a sistemas que creíamos desterrados desde hace años», denunció el rector de la Universidad de Sevilla. Alumnos universitarios durante una clase. Alumnos universitarios durante una clase. ¿Cuál es la alternativa que plantean las universidades andaluzas? Según Ramírez de Arrellano, en la reunión del Consejo Andaluz de Universidades (CAU) de la semana pasada, los rectores, de forma unánime, solicitaron a la Consejería de Innovación que se mantenga el distrito único de preinscripción con el objetivo de que no se rompa el principio de igualdad, y le expresaron su deseo de que se mantenga una prueba específica única e idéntica para todas las universidades, «sean cuales sean las que se decidan», apostilló el rector. La Junta no ha dado una respuesta oficial (sí mostró total sintonía con los planteamientos expuestos por los rectores) pero, teniendo en cuenta que ha recurrido ya la Lomce, es muy probable que tampoco esté de acuerdo con el espíritu y la letra del borrador de la nueva normativa de acceso a la universidad. Pero la propuesta es de una «gravedad extrema», alertó Ramírez de Arellano, por un aspecto: los estudiantes extranjeros o que cursan estudios en centros del sistema educativo extranjero (caso, por ejemplo, del Colegio alemán, en el caso de Sevilla capital) ya desde este curso no tendrán que hacer ningún tipo de prueba específica. Estos últimos alumnos –procedentes de centros «prestigiosos»– «si no se hace nada, adelantarán a todas las personas del sistema público si en sus colegios les ponen un diez». «Es evidente –abundó– cuál será la ruta que seguirán grupos sociales que se pueden permitir pagar determinados colegios para que sus hijos puedan entrar en las carreras donde haya más competitividad, algo en contra de la equidad». Podría, de hecho, ser el caso de Medicina. Ante esta situación, las facultades de Medicina y los colegios profesionales han planteado la necesidad de establecer un distrito único nacional para la rama médica. Éste es el frente más inmediato con el que no solo el rector de la Universidad de Sevilla sino todos los de España tendrán que lidiar en los próximos meses. Ramírez de Arellano, que ayer hizo balance de sus dos años de Gobierno moderadamente satisfecho por haber «salvado la situación de forma aceptable», mantiene las espadas en alto en relación a la tasa de reposición, al bloqueo de la carrera docente e investigadora y los recortes salariales así comoen las becas. En el caso de la investigación, el rector avisó de que «en poco tiempo veremos los costes que esto tiene en los ránking». En relación al bloqueo de la carrera docente, señaló la necesidad de que se levante el pie del acelerador para evitar la descapitalización de la universidad. Y en relación a la tasa de reposición lanzó una advertencia: «Hay áreas de conocimiento, como pueden ser las sanitarias, donde la media de edad del profesorado es muy elevada y en las que, con la actual política, no hay posibilidades de renovación». «Entramos en una nueva etapa de incertidumbre –terminó el rector–. Toca centrarse en mejorar la universidad, garantizar las mejores condiciones para las personas».

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