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Las uvas, un segundo más tarde

Este fin de año la tradición de comer 12 uvas para empezar con buen pie 2009 llegará un segundo más tarde, por la necesidad de corregir una anomalía entre los relojes atómicos y el tiempo astronómico, basado en el eje de rotación de la Tierra.

el 15 sep 2009 / 20:26 h.

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Este fin de año la tradición de comer 12 uvas para empezar con buen pie 2009 llegará un segundo más tarde, por la necesidad de corregir una anomalía existente entre los relojes atómicos y el tiempo astronómico basado en el eje de rotación de la Tierra.

Así, el último minuto de 2008 tendrá 61 segundos, una práctica habitual para realizar estos ajustes. Sin embargo, según informa la revista New Scientist, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU, en sus siglas en inglés), ha lanzado una idea que llevaría a la conocida como hora GMT (Greenwich Mean Time) a perder su condición como área del planeta en la que la hora local es también la hora universal a partir de la que ajustar los relojes.

La propuesta supondría sustituir estos segundos extra por una hora adicional cada 600 años. Como consecuencia, durante siglos, el área universal del tiempo iría desplazándose gradualmente al este de Greenwich y llegaría a París.

Además, el planteamiento significaría también que, por vez primera, la hora oficial no se vincularía a la rotación de la Tierra, por lo que en lugar de segundos, minutos y horas estipulados a partir del tiempo que le lleva al planeta girar una vez, las medidas se fijarían únicamente en base a las oscilaciones de los átomos. De llevarse a cabo, la decisión desencadenaría un "cambio con profundas implicaciones culturales", según declaró Robert Massey, de la Royal Astronomical Society, puesto que supondría "disociar los relojes de lo que el Sol dice". De igual forma, tendría implicaciones para los astrónomos, que deberían acometer costosos cambios en los software operacionales de los telescopios astronómicos, y los relojes de sol serían aún más inexactos de lo que son actualmente.

No obstante, el Reino Unido tendría la posibilidad de promover acciones en los tribunales si quiere mantener el actual estatus de Greenwich, puesto que la hora GMT está amparada por la ley desde el año 1880 como el estándar a partir del que calcular la hora nacional. Así, los segundos extra no suponen un problema, puesto que hacen que la hora GMT y el Tiempo Coordinado Universal (UTC, en sus siglas en inglés), que se rige por los relojes atómicos, sean prácticamente idénticos, pero sin ellos, la primera perdería su razón de ser.

El origen del debate procede de las numerosas formas de medir y mantener el tiempo, ya que hasta 1972 la referencia era la hora solar determinada por el observatorio londinense de Greenwich, de modo la Hora Universal, o UT1, se convirtió en una versión moderna del GMT calculada a partir de la división de la rotación de la Tierra en 86.400 segundos.

Sin embargo, la velocidad de este proceso se ha ido reduciendo paulatinamente y, por ello, a partir de 1972 se promovió un nuevo estándar basado en la más notable precisión de los relojes atómicos.

Así, el Tiempo Atómico Internacional (TAI), que se gestiona en la Oficina Internacional de Pesos y Medidas de París, define un segundo como 9,192,631,770 oscilaciones de un átomo caesium 133, un nivel invariable empleado como base para el UTC y por el que se establecen las horas de los relojes.

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