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Las venas abiertas de América Latina

El pasado domingo eran muchos los diarios que se hacían eco del hecho de que el Presidente venezolano, Hugo Chávez, le hubiera regalado un libro a su homónimo estadounidense Barak Obama. Lo que se destacaba menos en la prensa internacional era el tema y el icono...

el 16 sep 2009 / 01:36 h.

El pasado domingo eran muchos los diarios que se hacían eco del hecho de que el Presidente venezolano, Hugo Chávez, le hubiera regalado un libro a su homónimo estadounidense Barak Obama.

Lo que se destacaba menos en la prensa internacional era el tema y el icono que el libro en cuestión suponía. Y es que "Las venas abiertas de América Latina" no es una obra del propio Chávez, tal y como creyó Obama cuando éste se lo ofreció, sino un ensayo del escritor uruguayo Eduardo Galeano escrito en 1971 para denunciar los abusos cometidos contra los pueblos latinoamericanos, primero por los colonizadores europeos y luego por Estados Unidos. Su propio valor literario, documental y el hecho de que varias de las dictaduras latinoamericanas que ejercieron el terror y la violencia en el continente lo prohibieran, lo convirtió en un libro casi mítico, en un verdadero clásico que aún hoy se sigue leyendo y vendiendo. Quizá no tanto como hace unos años pero mucho más a partir del domingo pasado: según la librería electrónica amazon.com el pasado sábado ocupaba el lugar 60.280 de las ventas y el domingo había pasado al segundo puesto.

Pero independientemente de la simbología, del contenido y del renovado éxito de ventas del libro de Galeano, es importante destacar el cambio que esta cumbre ha supuesto gracias a la actitud de humildad de Obama. En las fotos de la cumbre aparece en una discreta tercera fila y esa actitud que podría calificarse de modesta y muy contraria a la que siempre adaptaron frente al sur otros presidentes de su país la ratifican sus propias declaraciones: "tengo mucho que aprender y muchas ganas de escuchar". Si Obama tiene esa actitud, el regalo de Chávez puede venirle estupendamente porque no será posible que EEUU contribuya efectivamente a la paz y a la estabilidad si no cambia de actitud y es consciente del daño que la política seguida durante décadas ha hecho a otros países del continente.

Un indicio del cambio que parece haber traído Obama ha sido el levantamiento de restricciones de viajes de cubano-americanos y envío de remesas a Cuba, así como el reconocimiento público de que la política de bloqueo ha fracasado. Pero tal y como han puesto en evidencia la mayor parte de los mandatarios latinoamericanos asistentes a la cumbre, estas medidas no son suficientes mientras no desaparezca el embargo que EEUU mantiene con Cuba desde 1962. La justificación de su mantenimiento basada en la inexistencia de democracia y respeto a los derechos humanos en Cuba, aún siendo esto último cierto, no se sostiene. EEUU mantiene relaciones diplomáticas y comerciales con muchos países del mundo donde ni existe democracia ni se respetan los derechos humanos, como sucede con China, y no por ello existe un embargo comercial por parte de EEUU contra ellos.

Aunque Cuba no sea el único país con el que EEUU tiene que mejorar sus relaciones, los aires nuevos que Obama ha traído a la cumbre de las Américas tienen que plasmarse en el levantamiento del embargo a Cuba. Ese sería el mejor ejemplo de la humildad de la que Obama quiere hacer gala porque, por una parte, supondría reconocer claramente ante todo el mundo, y sobre todo a ante los latinoamericanos, que EEUU se equivocó en la política impuesta en la región. Y, por otra, porque sería sin lugar a dudas el mejor camino para que Cuba pudiera avanzar en un proceso de transición a la democracia decidido, pero pacífico, y sin sacrificar algunos de los logros obtenidos por la Revolución, que al menos en materia sanitaria y educativa son de referencia en toda Latinoamérica.

Vicerrectora de Postgrado de la Olavide

lgalvez@upo.es

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