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Las viñas sobre un foco de energía ancestral

Cata de vinos de Finca Allende, algo diferente en Rioja, de la mano de Viñafiel.

el 06 jun 2014 / 10:39 h.

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Miguel Ángel de Gregorio nació en una bodega, lo primero que hizo con su hijo, a los pocos días de nacer éste, fue llevarlo a una viña. Es una manera de entender, de sentir, el vino. De Gregorio, propietario de Finca Allende, ofreció en Sevilla días atrás una cata de sus vinos, presentando su bodega y su especial manera de entender la viña y el trabajo de bodega. Para empezar, la cata de los cinco vinos que se probaron empezó por los tintos y terminó por los blancos, al revés de lo que se suele hacer en las catas, la justificación técnica de ello, en la que no vamos a entrar ahora, pero que consideramos absolutamente justificada como se demostró en la misma cata, le sirvió al ponente para aclarar sus puntos de vista sobre la culpa que algunos profesionales tienen del alejamiento del público español del vino, cuyo consumo en nuestro país es menor ya que incluso en Japón, con unos 8 litros por habitante y año, mientras países de consumo tradicional como Francia, se acerca a los 40 litros por cabeza. Miguel Ángel hizo hincapié en que el consumo del vino debe de ser una experiencia grata, divertida, sin estrechos corses que constriñan nuestro disfrute. Probamos los tintos Allende 2007, Calvario 2006 y Aurus 2008, el primero es el vino base de la casa, Calvario es un vino proveniente de una única finca y Aurus algo muy especial, una creación para recuperar los vinos elegantes de larga guarda. Pero si sorprendente son los tintos no menos magníficos son los blancos, tanto Allende como Martires, ambos desmienten el tópico de que la variedad Viura es muy plana para hacer buenos blancos. La cata culminó con un aperitivo servido por Miguel Ángel Catering.

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