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Latinoamérica y la crisis

Los procesos electorales en El Salvador y Nicaragua preocupan en el seno de la Unión Europea, al igual que la unidad frente a la crisis económica.

el 15 sep 2009 / 20:09 h.

Observación electoral en El Salvador.

Las misiones de observación electoral de largo plazo de la UE en terceros países, ocho al año, son competencia de la Comisión Europea, cuya comisaria de asuntos exteriores, Benita Ferrero-Waldner, nombra entre los eurodiputados al Jefe de Misión, que deberá dirigir a 80 personas. Ante las elecciones municipales y legislativas, enero, y las presidenciales, marzo, en la república de El Salvador, la comisaria me ha hecho el honor, y cargado con la responsabilidad, de designarme como Jefe de Misión. Difícil tarea porque la polarización política salvadoreña entre la derecha gobernante, ARENA, y la creciente oposición izquierdista del FMLN, es muy intensa, lo que unido a la violencia común en un país que viene de una guerra civil reciente donde las heridas no están cicatrizadas, convierten la misión en una delicada operación en la que habrá que extremar la prudencia y el buen hacer sin eludir el compromiso de observar que se trata de unas elecciones limpias.

La UE debe estar unida ante la crisis.

Europa debe actuar unida porque es la única manera de atajar con éxito y pronto la crisis económica. Por eso alarmaron tanto las publicitadas diferencias entre Nicolas Sarkozy y Angela Merkel respecto a las nuevas medidas a tomar que fueron acordadas en el Consejo Europeo del 11 y 12 de diciembre, el último de la presidencia francesa de la Unión Europea. El plan de inversión que propuso Francia, y que apoyó el Reino Unido y la Comisión Europea, supone una inyección de 200.000 millones de euros adicionales y Alemania se resistió a ello porque siendo la potencia más grande y rica de la UE, le toca poner bastante más que las otras naciones. Lo paradójico es que, como ha ocurrido en muchas otras ocasiones al final, los jefes de Estado y de Gobierno se ponen de acuerdo y hay fumata blanca, como así ha ocurrido. Pero la sucesión de noticias de desacuerdo las semanas y días anteriores al Consejo generan una desconfianza en los ciudadanos de la Unión y en los actores económicos y financieros que no beneficia para nada el combate contra la crisis, que si de algo carece es de confianza, de tranquilidad.

El éxito de la cumbre se completó con un ambicioso plan contra el cambio climático y el desbloqueo del Tratado de Lisboa, que entrará probablemente en vigor con la presidencia española de la UE en enero de 2010.

Nicaragua continúa a la deriva con Daniel Ortega.

Cuando el movimiento sandinista, ya entonces liderado por Daniel Ortega, derrocó a la dictadura somocista en 1979, una esperanza grande se abrió en el país. Pronto, sin embargo, se truncó. La ineficiencia, corrupción y dogmatismo de la dirigencia sandinista hizo que los nicaragüenses eligieran a Violeta Chamorro, viuda de Pedro Chamorro, director de un periódico y asesinado por sicarios de Somoza, como presidenta de la República en 1990. En la oposición el sandinismo siguió siendo dirigido por Ortega, pero la degeneración del movimiento se acentuó, provocando la salida del mismo de veteranos prestigiosos como Sergio Ramírez. Edmundo Jarquím o Ernesto Cardenal. Vuelto al poder gracias a una extraña alianza con la derecha y con el obispo Obando, la oposición democrática, encabezada por el Movimiento de Renovación Sandinista (MRS), denuncia fraude en las elecciones municipales del 9 de noviembre último y hostigamiento, acoso y violencia contra los críticos del Gobierno de Nicaragua.

La deriva hacia el autoritarismo, calificado como "caligulismo" por un ilustre eurodiputado socialista, parece imparable. La última cacicada ha sido censurar el prólogo a las obras completas del poeta nicaragüense Carlos Martínez Rivas, que iba a publicar el escritor y ex vicepresidente con Ortega en los ochenta, Sergio Ramírez, fundador del Movimiento de Renovación Sandinista.

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