Laura Valverde. En 2009, recién licenciada en Ingeniería Informática, creó junto a sus compañeros de carrera Miguel Ángel Martínez y Juan Gallego la empresa de desarrollos informáticos y consultoría Beecoder, que se fue especializando en ayudar a las tiendas en el comercio electrónico hasta convertirse en Beetailer. El fondo de capital riesgo YCombinator se fijó en ellos y desde 2011 se codean con Google, Apple o Facebook en Silicon Valley, la meca informática de la localidad californiana de Mountain View donde tienen sus sedes estos gigantes. Laura Valverde no ha cumplido aún los 30 y se come el mundo. No tiene complejos ante nadie pero es crítica con la escasa mentalidad emprendedora de su país. Este año recibió la Medalla de la Ciudad. El 40% de los jóvenes sevillanos aspira a ser funcionario. A usted ni se le pasó por la cabeza ¿Los entiende? Puedo llegar a entender a quien por su profesión necesite hacer una oposición para ejercerla, como un juez o un policía, pero no que sea la mayor aspiración de alguien que ha estudiado una carrera técnica. ¿Qué dimensión tiene ahora Beetailer? ¿Cuáles son sus líneas de servicios y plantilla? Superamos las 10.000 tiendas y llegamos a más de 100 millones de fans. Ofrecemos el servicio de tienda en Facebook, módulos de integración con tiendas online y sistemas de promociones. Hemos desarrollado una plataforma nativa de venta para clientes sin tienda online ya existente. De momento seguimos siendo una start up pequeña aunque contamos con un equipo descentralizado en la parte de diseño, legal y administración. El comercio electrónico es aún una asignatura pendiente de la tienda local. ¿Falta cultura o solo que alguien le facilite las cosas? Con la crisis el pequeño comercio está empezando a despertar a la venta por internet, especialmente si puede ofrecer algún producto con características únicas. Es difícil competir en precio pero internet permite llegar a mucha más gente si lo que vendes es atractivo o dirigido a un nicho específico. Antiguamente crear una tienda online requería una inversión elevada, pero cada vez hay más herramientas en el mercado que de forma fácil y económica te permiten empezar a vender online en cuestión de minutos. ¿Qué es lo más raro que ayudan a vender y desde dónde? Tenemos desde gente que vende equipamiento deportivo para perros hasta servicios de instalación de piscinas. Y tiendas en Nueva Zelanda, Vietnam, Madagascar, Mongolia o Ushuaia (Argentina). ¿Trabajan para algún comercio sevillano, andaluz o español? En Sevilla tenemos algún cliente como Mare Nostrum Gourmet o Mj2 Artesanos. A nivel nacional trabajamos con centenares de tiendas, algunas llevan con nosotros bastante tiempo como Turrones y Dulces y El Ganso. La mayoría de clientes está en el extranjero. Su actividad se puede desarrollar desde cualquier sitio pero parece a gusto en Silicon Valley ¿se plantea volver a España? En Sevilla se vive muy bien y lo echamos de menos, pero profesionalmente nuestro futuro está aquí, al menos a corto y medio plazo. ¿Qué tenemos que aprender de los americanos y qué les podemos enseñar? Tenemos mucho que aprender en cuestión de productividad y desarrollo profesional. En Silicon Valley ves que a la mayoría de la gente técnica le apasiona su trabajo y son capaces de dejar un empleo estable para montar una empresa y llevar a cabo una idea, aunque las posibilidades de éxito sean pocas. Esa capacidad de afrontar riesgos es mucho más escasa en España, incluso cuando no había crisis. Tecnológicamente la realidad es que tenemos poco que enseñarles, pero algunos campos como la moda o la gastronomía sí que son muy apreciados en EEUU. Hizo la carrera en una universidad pública española, la Hispalense. Cuando ha conocido a gente de Harvard o Stanford ¿se ha sentido en inferioridad? Cuando conoces a esa gente te das cuenta de lo que significa haber estudiado en una de las mejores universidades del mundo. El nivel técnico es altísimo además de aspectos como la exigencia, excelencia o profesionalidad. Literalmente están a otro nivel, pero eso no quita que no se pueda competir con ellos. Sólo hay que trabajar más para ponerse a su nivel. No sé si está al tanto de la polémica sobre las becas. ¿Un estudiante sin recursos debe quedarse fuera si no llega al 6,5? La pregunta habría que hacerla al contrario. ¿Hay que becar a gente que no llega al 6,5? Yo he visto cómo gente ha ido al examen sólo a firmar, para que le siguieran dando la beca, y ni siquiera hacían por ver las preguntas. Hay que empezar a pensar en aquellos que sí dan el 100% para mantener la beca y no al contrario. Un 6,5 es una nota razonable y quien no llegue por los pelos, seguro que hay forma de recuperar exámenes, hacer trabajos extras o ir a subir nota. ¿Es posible tener una empresa que funcione sin vivir para trabajar o al menos hay que pasar unos años de renuncias? Hay que renunciar a muchas cosas, sobre todo al principio. Pero independientemente del éxito económico o no, se siente una satisfacción muy grande cuando un cliente te paga por un producto que uno ha creado de la nada, a base de mucho esfuerzo y trabajo.