Entre llantos y con la respiración entrecortada declaró ayer ante un jurado popular la acusada de asfixiar a su marido con una almohada, que reconoció los hechos pero dijo que "no tenía intención de matarlo". La mujer aseguró que él la insultó y sometió a "todo tipo" de vejaciones sexuales.
Como la verdadera víctima. Como "la víctima del amor a Víctor". Así es como el letrado de la defensa presentaba ayer ante un jurado popular a la mujer acusada de matar a su marido en su vivienda de la calle San Luis; mientras que el fiscal y la acusación particular la calificaban de una mujer "de fuerte carácter, teatrera" y que incluso "fue capaz de planificar el asesinato".
La acusada, de 42 años y origen griego, reiteró, entre lágrimas y casi sin que se le entendiera -incluso hubo que suspender la vista algunos minutos-, que "no tenía intención de matarlo", reconociendo varias veces que le puso "la almohada en la cara, pero no quería matarlo". La mujer, que no tuvo ningún hijo con el fallecido, relató que fue sometida a "vejaciones e insultos" y que la madrugada del 3 de julio de 2006, la víctima le ató las manos a la cama y le hizo "de todo", mientras repetía "eres mía y tienes que hacer lo que diga, para eso te casaste conmigo". Antes, dijo que le había pedido que se pusiera ropa interior de color rojo, si bien la procesada no era capaz de decir qué ocurrió con estas prendas y las sábanas con las que la ató, ya que no fueron encontradas por la Policía.
Según la mujer, estas vejaciones se habían repetido a lo largo de la relación, pero "nunca lo denuncié, no podía. Además de que lo amaba, tenía que hacerlo porque tengo dos hijos" -de un anterior matrimonio-", señaló. No obstante, la procesada incurrió en varias contradicciones, entre ellas, el motivo por el que envió ese fin de semana a sus hijos con su ex marido, pues en primer lugar dijo que era porque ella iba a emprender un viaje, y luego que fue por temor a las amenazas de la víctima y su padre, al que había denunciado.
Tampoco pudo explicar cómo se desató, sólo pudo decir que le golpeó y que aprovechó para colocarle la almohada. Después, "me tomé todas las pastillas de mi tratamiento" e intentó suicidarse. Sin embargo, no fue hasta 48 horas después cuando avisó a la Policía. "Me desperté y me arrastré como pude hasta la cabina", aseguró.
