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Lección magistral para aprender a envejecer

El psiquiatra Luis Rojas Marcos cuenta a un grupo de 600 mayores sus recetas para afrontar esta nueva etapa vital

el 21 oct 2009 / 19:02 h.

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Un grupo de asistentes al congreso charlan con Rojas Marcos al término de su conferencia

Asignatura pendiente: aprender a envejecer. Técnicas de estudio: optimismo y diversificar las fuentes de satisfacción, o sea, no basar el sentido de la vida en un solo aspecto sea la pareja, el trabajo o, "¿por qué no?, un programa de televisión". Ésa fue la lección magistral que el prestigioso psiquiatra Luis Rojas Marcos dio ayer en Sevilla ante unos 600 asistentes al IX Congreso nacional de organizaciones de mayores.

"Aprender a envejecer es una de las asignaturas más duras porque a todos nos da miedo y la sociedad tiende a negar el envejecimiento y todos tratamos de aparentar lo menos posible", reconoció el psiquiatra, para quien se trata simplemente de "encontrar sentido a la vida y tener motivos para vivir, porque en la última etapa también los hay". Y motivos diversos "de tal forma que si te va mal en algo te va bien en otro".

Cuando a Rojas Marcos se le pregunta si es partidario de alargar la edad de jubilación, un run run que en época de crisis suena más, lo tiene claro: "Yo tengo 66 años y aquí estoy. En una sociedad cada vez con más mayores pero que podemos funcionar, es una pérdida de energía apartarles". Y lo cierto es que, al preguntar a su auditorio quién no ha disfrutado alguna vez con "ese castigo de Dios que es el trabajo", la mayoría levantó la mano, aunque muchos reconozcan también que ya han trabajado bastante y ahora prefieren llenar su tiempo con otras actividades. Tanto el presidente de la confederación de asociaciones de mayores Ceoma, José Luis Méler, como la secretaria general de Políticas de Igualdad el Ministerio, María Isabel Martínez, abogaron por una prolongación voluntaria.

Rojas Marcos destacó que "aunque se nos olvida, hoy se envejece mejor" y bromeó con que "las mujeres deben saber algo que los hombres desconocen porque viven de media siete años más".

Defendió, entre las risas del auditorio, los avances de la medicina incluso "con pastillas que no curan ninguna enfermedad pero han mejorado la vida de muchas personas, como la anticonceptiva y la viagra". Y dio unas recetas "de sentido común" para envejecer mejor, desde el consabido ejercicio físico como "antídoto a la depresión" hasta el hecho "científicamente demostrado de que hablar es bueno para el corazón y la mente, y en eso los españoles lo tienen bien".

Y entre lecciones magistrales, campañas contra accidentes domésticos y ofertas de audífonos o balnearios, el congreso reúne hasta hoy a personas tan dispares como el padre Ángel García de Mensajeros de la Paz o el veterano de las Fuerzas Armadas Agustín Muñoz-Grandes, con una idea en común: que la vida no acaba a los 65.

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