C. Rengel / M. J. Fernández
Sevilla, dijo ayer el alcalde, se va a convertir en "la avanzada de la nueva economía sostenible", pero para ello necesita de empuje, incluso del pasado. Por eso, con tres de sus predecesores a un metro, abogó por recuperar el trabajo en equipo de las corporaciones democráticas. Su discurso del Día de Sevilla caminó entre el optimismo y la nostalgia.
La entrega de las Medallas de la Ciudad, ayer en el teatro Lope de Vega, fue un viaje en el que el alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, propuso mirar al frente, pero sin olvidar el retrovisor. Esto es: recurrir al pasado para rescatar lo bueno, los mejores valores de estos 30 años de ayuntamientos democráticos, y batallar para que el futuro sea menos fiero de lo que hoy parece. Seguían sus palabras en el escenario los 14 premiados de este año: los ex alcaldes Luis Uruñuela, Manuel del Valle, y Soledad Becerril (Alejandro Rojas Marcos, también premiado, no acudió al acto tras rechazar la medalla), Sadiel; la Asociación Española contra el Cáncer; A Contramano; el Real Círculo de Labradores; el Instituto Murillo; el colegio José María del Campo; los periodistas María Esperanza Sánchez y Fernando Gelán; la historiadora Consuelo Varela; el ex presidente del Consejo de Cofradías, Manuel Román hijo, y el cantaor y tabernero José Pérez Blanco, Peregil.
Antes de entregarles una a una sus medallas, el alcalde defendió que, pese a los malos tiempos, Sevilla va a ser en la próxima década "la avanzada de la nueva economía sostenible preñada de futuro", ésa que se basa más en la industria aeronáutica, los servicios avanzados o la biotecnología que en la "construcción desaforada". La capital andaluza, abundó, va a estar "en la cabeza de España" en la aplicación de nuevas energías, en la construcción del "nuevo modelo productivo" que, según ha prometido el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se va a lanzar de forma inicial en Andalucía. "Sevilla ya tiene andado un buen camino en esta dirección", la del "desarrollo tecnológico, el medio ambiente y la economía social", añadió Monteseirín. El próximo Consejo de Ministros que se celebrará aquí para exponer la nueva apuesta de Zapatero será el pistoletazo a esa nueva era. Entonces, dijo, Sevilla se convertirá en un "referente" en el cambio de tiempo.
Sin embargo, Monteseirín reconoció que ese giro requiere de un esfuerzo común. Por eso le robó al antiguo edil socialista (y escritor, por añadidura) Antonio Rodríguez Almodóvar, un deseo que, a su vez, él le robó en plena Transición a Fernando III: "Arremiémbrense", es decir, "júntense y conmuévanse, únanse y comulguen en el entusiasmo" de que el trabajo común da los mejores resultados. Todos los "hombres buenos, del común" que formaron las corporaciones pasadas, dijo el alcalde, han modernizado la ciudad para dejarla ante un "tiempo clave". "Nada fue en balde", insistió, ni siquiera el asesinato de Alberto Jiménez Becerril y Ascensión García Ortiz, cuyo recuerdo estremeció al teatro.
huellas reconocibles. El vicepresidente tercero del Gobierno, Manuel Chaves, que presidió el acto, abundó en la idea del alcalde y llamó a descubrir las "reconocibles huellas" de los regidores anteriores en el "progreso" de Sevilla. Gracias al trabajo "infatigable" de los demócratas, la urbe es hoy "una ciudad plena de modernidad" de la que enorgullecerse, dijo mirando a los ex alcaldes y recordando de palabra a Rojas Marcos, a quien el Consistorio eludió previamente. Ni siquiera se leyó el párrafo del acuerdo plenario que le concedió la medalla.
Chaves se comprometió a ayudar más a los municipios, que son "fundamentales en la vertebración" del Estado, y garantizó que se reforzará su autonomía financiera. Porque con ejemplos como Sevilla, dijo, queda claro que son el "motor" del cambio.
