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Leire Pajín

Leí que una diputada socialista de Murcia había respondido a mis declaraciones que con motivo del 37 Congreso del PSOE hice al inicio del mismo. La desconocida diputada dijo que: "Ibarra tiene que decir algo en cada congreso porque si no, no sale en los papeles", en alusión a mi oposición crítica a que los barones socialistas no estuvieran en la ejecutiva.

el 15 sep 2009 / 07:51 h.

Leí que una diputada socialista de Murcia había respondido a mis declaraciones que con motivo del 37 Congreso del PSOE hice al inicio del mismo. La desconocida diputada dijo que: "Ibarra tiene que decir algo en cada congreso porque si no, no sale en los papeles", en alusión a mi oposición crítica a que los barones socialistas no estuvieran en la ejecutiva.

Desconoce la anónima diputada que no fui yo el que se dirigió a la prensa para decir algo, sino que fueron los periodistas acreditados en ese Congreso los que me encerraron en un corro para que respondiera a las preguntas que me formularon. Comprendo que la diputada sufriera viendo esa escena porque, seguramente, eso hubiera sido lo que ella hubiera deseado si tuviera algo que decir, bien para llamar la atención, bien para decir algo más profundo.

Que se sepa la diputada ha permanecido muda en ese Congreso lo que, sin duda, casa mal con su condición de parlamentaria que, como su nombre indica, nos representa a todos utilizando la palabra. Por lo visto, hasta ahora, dicha parlamentaria se mantiene en huelga de palabra sin que sepamos si es su condición natural o es que no tiene nada que decir.

Cuando manifesté mi inquietud de que la dirección socialista que se eligiera en el Congreso respondiera a un perfil "neofital", no estaba hablando de la edad de los que salieran electos sino a su grado de experiencia, madurez, conocimiento de la sociedad nueva que se está formando y autoridad para discutir las reflexiones que se realicen en el seno de la dirección socialista, puesto que el PSOE es el partido que gobierna España, muchas comunidades autónomas y muchísimos ayuntamientos.

Yo he tenido la oportunidad de pertenecer a dos comisiones ejecutivas del PSOE y sé de qué hablo cuando digo lo que digo. Una comisión ejecutiva de un partido que tiene 129 años de historia y que ocupa la responsabilidad institucional que ocupa, debe ser todo menos un club de fans del secretario general. Esa figura se asocia con la del presidente del gobierno que tiene la responsabilidad de dirigir la suerte de cuarenta y seis millones de españoles. Semanalmente, el secretario general del PSOE se reúne con su dirección no sólo para ver cómo se dirige su partido, sino para ver cómo se es capaz de articular cada vez mejor una sociedad que aspira al progreso y a la igualdad.

Y quien es consultado semanalmente, tiene la obligación de tener criterios propios, el arte de saberlo exponer y la obligación de polemizar con el máximo dirigente de su partido, entendiendo que al final será el secretario general el que tiene la última palabra. Pero para que exista la última, se necesita que existan las primeras, y yo he visto cómo en esta última dirección socialista ha habido componentes de la misma que no hablaron jamás.

No importa saber su edad, importa saber que si no se manifestaron nunca o fue porque no tenían nada que decir o porque no se atrevieron a decirlo o porque no tenían la dialéctica necesaria para exponer sus ideas con algo de criterio propio. En cualquiera de los tres casos, esas personas no sirven para ayudar al partido y a su líder a reformular el pensamiento que un partido como el PSOE está obligado a hacer cada día.

No me cabe la menor duda de que Leire Pajín es una dirigente socialista capacitada para dirigir la organización del PSOE; durante los últimos cuatro años he tenido la oportunidad de compartir asiento con ella en la dirección federal del PSOE y he visto su evolución personal y mental; para mí es la dirigente joven que más y mejor ha evolucionado en estos cuatro años. Persona de convicciones firmes y sólidas que han ido evolucionando con su edad y con la contemplación, desde su cargo de Secretaria de Estado de Cooperación, de la mayor injusticia que, día a día, ha ido apoderándose de un mundo cada vez más desigual.

Estoy seguro, y por eso apoyo su nombramiento como secretaria de organización del PSOE, de que estamos ante una de las militantes más sólidas y capacitadas del PSOE, y de que, si sigue su proceso de maduración, dentro de cuatro años podremos escuchar tranquilamente cualquier propuesta de Zapatero respecto a su intención o no de seguir liderando el PSOE.

Arnold J. Toynbee en su Estudio de las Civilizaciones, ya advertía sobre lo que recordé en mis declaraciones, que un indicador de la decadencia es cuando las élites que las han dirigido en su ascenso no se renuevan; pero, advertía: renovar las élites no es la simple sustitución de algunos de sus miembros por otros más jóvenes que asumen como propios las mismas ideas y axiomas básicos que han regido hasta entonces.

Leire Pajín toma el relevo y conociéndola y habiendo compartido reflexiones con ella cada quince días en el seno de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, sé que no llega a la Secretaría de organización de los socialistas para sustituir por sustituir, sino para adaptar la organización socialista a la nueva sociedad post-industrial que ella sí conoce.

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