Después de tres años sin tocar en nuetro país, Lenny Kravitz comienza en España una gira mundial para presentar su último disco Time for a love revolution con el que proclama la "energía positiva" y el "buen rollo" en nuestra vida diaria. "Yo no soy un loco idealista que piensa que el amor lo va arregar todo, pero tenemos que unir nuestras voces y dar un paso adelante", reconoció ayer el artista en Madrid, parapetado tras sus gafas de sol y con una actitud serena frente a los medios de comunicación a los que se les había prohibido realizar al artista "preguntas personales".
"Mira cómo está el mundo: mira el odio, la avaricia y los conflictos que existen. Observa lo que aprenden los chavales a través de los medios. ¿No te parece que ahora hace falta más amor?", alegó el artista, que actuará en Vigo ( 29 de mayo), Bilbao (5 de julio) Badalona (8 de julio) y en Madrid, (6 de julio) dentro del macro Festival Rock in Rio. Después visitará más de una veintena de países europeos en la gira más larga de su historia.
Su último disco, Time for a love revolution es un compendio de funk, soul y rock, aderezado con sus letras sobre el amor, Dios y "el camino a seguir", temas que le interesan, dice, desde que comenzó su carrera "porque no hace falta tocar fondo, para hablar de Dios y del amor", confesó el artista quien, señaló quen en su vida hay continuas "subidas y bajadas" y "Dios está siempre presente". "Yo estoy contento con la vida que llevo, y por fin he aprendido a aceptarme como soy", añadió.
En este sentido, aseguró que Time for a love revolution es un disco que refleja un "momento de evolución" y de "madurez" en su vida, pero no quiso entrar en los "detalles técnicos y de producción" de este nuevo CD, que desde el punto de vista musical, sigue en la línea línea de sus anteriores trabajos. Con claras influencias de bandas de la talla de Led Zeppelin, The Beatles, Prince o los Rolling Stones, ha sido escrito y grabado este disco en este último año en ciudadades tan diferentes como Nueva York, Paris, Miami, Brasil e incluso en Bahamas, de donde procede su familia.
El toca la guitarra, el bajo, los teclados y las percusiónes. Se produce sus propios discos y le explica al técnico cómo tiene que ser el sonido que se sale del estudio. "Yo dejo que la inspiración me llegue y si no llega no pasa nada, sólo sentí pánico cuando grabé mi primer disco, ahora sé que no pasa nada, sé que simplemente tengo que descansar".
