"Es imposible vivir sin utopía. El pragmatismo no sólo es aburrido, es que apenas puede sostenerse durante una generación: a la segunda, sin ese sueño colectivo, la sociedad se hunde". Son palabras del imprevisible cómico Leo Bassi, que este fin de semana presenta en Sevilla su último trabajo, precisamente titulado Utopía e inspirado en la desfalleciente izquierda institucionalizada de nuestros días, el oscurantismo de los monoteísmos -con su peculiar fijación por la Iglesia Católica- y una lectura, la del delirante libro Carta a un joven español del ex presidente José María Aznar.
A partir de estos estímulos, Bassi se propuso revisar el concepto de utopía, esa quimera "que no se ha creado para ser cumplida, sino para hacernos avanzar como una zanahoria que pusieramos delante de nosotros", y sobre el modo en que los progresistas se quedaron sin proyecto tras la caída del muro de Berlín y el comunismo.
"Acuso a las izquierdas de haber perdido su motivación", dispara Bassi, que aparece vestido y maquillado como un payaso clásico de cara blanca en el espectáculo. "Me presento al público con el uniforme de mi gremio, un uniforme poético y muy utópico. Creo que el payaso blanco y las utopías fueron víctimas de la misma cosa, de la falta de magia y de poesía", agrega.
Sobre su cabeza lucirá, además, un gorro que perteneció a su abuelo, payaso como él, "que devuelvo al público 60 años después. Él lo llevó desde 1920 a 1945 por Europa y Sudamérica, ¡si ese gorro pudiera hablar!", exclama Bassi, quien afirma tener todo a punto para brindar "un espectáculo fuerte" en el que pretende recordar que somos producto "más que de una tradición judeocristiana, de una tradición griega y latina, de la que bebe incluso la Iglesia, y de la Revolución Francesa y la ilustración. Es algo que la izquierda está olvidando, y la derecha está manipulando", apostilla el artista.
